(10 Cap.) Es una puta locura

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Thali

¿Lo del test cuenta como confesión? Porque creo que es la primera vez en mi vida que le cuento a alguien acerca de mis tendencias bisexuales.

Y eso que me ha salido un uno en vez de un dos porque he dudado con la respuesta sobre tener sexo.

La verdad es que imaginarlo me vuelve loca, ¡pero loca bien! De deseo, de calor, de excitación. El «pero» aparece en cuanto pienso en hacerlo realmente, fuera de mi cabeza, en la vida real. Ahí es donde no tengo claro que me ponga una mujer.

¿Y sus genitales? Ay, no, ¡creo que no!

Me gustan mucho los genitales masculinos, donde se ponga una buena polla, que se quite todo lo demás.

Me imagino frente a un coño real y no sé ni qué tendría que hacer, ¡casi que siento rechazo!

Aunque es verdad que si imagino a una mujer dedicándose a tocarme o darme placer a mí... ahí la cosa cambia, ¡eso ya me gusta mucho más! Podría verlo como algo deseable en la vida real incluso.

Creo.

Pero ni idea. Jamás lo he experimentado, ni me he planteado hacerlo.

¿Que me haya excitado saber que Bri es bisexual cuenta como un punto extra para ese test suyo que me ha hecho?

Porque, ha sido... uffffa... ¡Lo que me faltaba!

Imaginar a mi mejor amiga haciendo un trío con esa tal Nathalie, visualizando en mi mente la interacción lésbica que puede haber habido entre ellas, es como un fogonazo que me enciende y me quema por dentro.

Bri y yo ahora estamos en el agua del mar, dándonos un baño para refrescarnos. Quizá la temperatura de mi cuerpo esté bajando pero, la mental... ¡esa parte la tengo incendiada!

No puedo dejar de visualizar a Bri en una situación con otra mujer y calentarme. Querría estar ahora mismo en casa sola y poder dar rienda suelta a todo esto, y tocarme y disfrutar de ello de forma muy libre. ¡Estoy muy excitada!

¿Eso son sus pezones erectos? ¿Otra vez?

Vírgen Santa, ¡menudo fin de semana!

—¡Qué frío hace al salir del agua! —exclama Bri con timidez, abrazándose a sí misma, quizá al darse cuenta de cómo se han puesto sus pezones—. ¿Vamos a tomar el sol? Que nos caliente un poquito antes de ir a comer.

¡A mí que no me caliente nada más! ¡Que combustiono! Por Dios.

Tomamos el sol un ratito en el que consigo despejarme pensando en el trabajo. Tengo muchísimo que hacer mañana y me estructuro mentalmente todo lo que quiero avanzar. Así que, cuando Bri me acaricia la espalda para decirme que ya nos vamos a comer, he vuelto a ser una persona heterosexual con tendencias bisexuales incipientes que controla y que tiene una temperatura corporal —y mental— saludable y normalizada.

El chiringuito es una estructura de madera muy rústico y que desprende un olor a paella y a pescado recién hecho, delicioso. Está completamente lleno de gente y un camarero muy amable nos guía a través de las mesas.

Esta vez, nosotras llegamos las primeras a la mesa, y es otra mesa cuadrada así que, sin siquiera tener que comentarlo, nos sentamos juntas a un lado y dejamos que nuestros maridos se sienten frente a nosotras.

Cuando arrimo mi silla a la mesa, aprovecho para acercarla un poco a la de Bri. Es una manía que tengo, quiero estar siempre lo más cerca posible. Es como un impulso interno que me pide cercanía. Solo me pasa con ella. ¡Ni siquiera con Nico! Pero, ¡eh!, ya ni me lo cuestiono, lo he aceptado como manía y listo. Tampoco es cuestión de volverse locas analizando cada conducta y manía que tenemos, ¿no?

BrithaliWhere stories live. Discover now