𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐖𝐎

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𝐓𝐄𝐗𝐀𝐒, 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐃𝐎𝐒 𝐔𝐍𝐈𝐃𝐎𝐒.

𝙋𝙍𝙀𝙎𝙀𝙉𝙏𝙀.

El joven azabache que ahora era todo un hombre, se encontraba durmiendo en su suave y acolchonada cama. Abriendo ligeramente sus ojos pudo observar los cabellos rosa de su esposa. Una leve sonrisa apareció en su rostro. Ella se removió para buscar el calor del hombre y cuando lo encontró sonrió.

—Papá, tengo hambre— Hablo una niña de tan solo cinco años desde el marco de la puerta.
Sarada Uchiha hacia presencia. De piel tan blanca como la nieve, cabellos del color del carbón. Ojos grandes y negros como la noche. Sus labios de corazón, sus mejillas rosas y ese lindo lunar cerca de su ojo derecho.

—Sarada, mamá está durmiendo. Ven, acércate.
La pequeña se acercó. Su padre levantó su mano y acomodó el pequeño gorro de su hija. Este estaba un poco de lado, el azabache lo acomodó para que quedara perfectamente. Luego se levantó, le hizo una seña a su hija para que lo siguiera. Saco el pequeño removedor de pelusas y lo pasó por el abrigo azul marino de su hija.

Sarada era una niña sumamente inteligente, ya se sabía vestir sola para ir al colegio y aborrecía la impuntualidad, por eso se despertaba una hora antes de que su alarma sonara para ya estar lista antes de que su madre se despertará. Pero cuando papá  estaba en casa le gustaba que el le ayudara.

—Papá, el tonto de Boruto dijo que parezco un teletubbi.  ¿Parezco uno?

Sasuke se quedó pensando en que responder, el no era muy bueno con las palabras. Deseaba patear a aquel rubio, ahora estaba enojado, ¿Como se atrevía ese niño a decirle algo a su pequeña hija?

—No, Sarada. Eres perfecta así cómo estás—Respondió el hombre dándole una palmadita en la cabeza a su hija.

—¡Papá!— Sonrió la niña iluminando sus ojitos.

—¡Que tiernos!—Exclamo la mujercita en el marco de la puerta viendo la escena.

Los dos azabaches dirigieron su mirada a la mujer de cabellos rosas.

—¡Mamá es tarde!—Le reprocho la niña.
La mujer soltó un quejido y se dispuso a vestirse para llevar a Sarada al jardín de infantes.

Sasuke hizo un sándwich de mantequilla de maní para Sarada y el se hizo una ensalada de tomates. Su comida diaria, odiaba comer algo que no fuera la ensalada de tomates.

—Papá, odio los tomates.

—Pues, a mi me gustan.

—Oh.—La chiquilla siguió comiendo.

Sakura apareció en escena con una pequeña caja con un listón de satén azul decorándola.

—Sasuke-kun, ¡Ta dah! —La mujer sorprendió a su esposo.

—¡Ábrelo papá! ¡Ábrelo!

El hombre abrió el paquete con delicadeza. Y se vieron unos audífonos de color negros.

—Sakura, Sarada. Gracias.

—Ayyy, nos haces sonrojarnos,¿no es así Sarada?

—Papá, lamentó haber roto tus audífonos la otra vez. No sabía que estaban en el mueble. Fue tu culpa por haberlos dejado ahí, papá. Debes ser más cuidadoso.

Lo que la niña no quiso admitir era que ella había corrido y saltado en el mueble violentamente rompiendo los audífonos. Luego trató de arreglarlos con pega, arruinándolos más en el proceso..

—¡Sarada-Chan! Oh,Sasuke-Kun, se nos hace tarde debemos irnos Sarada. Ven despídete de papi.

La niña movió su pequeña manito y salió junto a su madre por la puerta. Dejando a Sasuke completamente solo.

—Hay mucho silencio...

El hombre tomó su teléfono y marcó el número de el tonto de su amigo.

—Teme, ¿No puedes vivir sin mi?

—Aleja a tu hijo de mi hija, dobe.

—¡¿Hah!? ¿¡Y eso por que?! ¡Boruto que has hecho esta vez!—Se escucho preguntar al rubio al niño atravesando del teléfono.

—Le falta muchos modales, ha insultado a mi hija. Dile que si lo vuelve hacer le pateare el trasero.

—¡S-Sasuke san! —Se escucho la voz de la esposa de Naruto junto al llanto del niño asustado. Sasuke sonrió sabía que el idiota de su amigo tendría el teléfono en altavoz. Corto el celular para reír. Amaba asustar al niño.

Tomó sus audífonos nuevos, los conectó al bluetooth del celular y sonrió al comprobar el sonido. Sakura se había esmerado. Los audífonos bloqueaban todo sonido del exterior justo como le gustaba. Iba a salir de su hogar para hacer las cosas cuando con su vista perfecta vio un pequeño destello en la mesita de café. El anillo de su esposa.

Lentamente se acercó y vio una nota con un beso debajo de esté.

"Sasuke-kun, debo de hacer una cirugía hoy. No puedo usar el anillo. No te molestes. Te ama,
Sakura ha-Uchiha

Llevaban casados años y Sakura todavía no se acostumbraba a firmar como casada.
El azabache salió un poco frustrado de casa.
Le gustaba caminar al trabajo aunque tuviera auto propio. Sus audífonos no dejaban que el horrible ruido de la ciudad lo aturdiera y podía escuchar lo que más amaba.

"Sasuke-kun, te amamos. ¡¿No es así, Sarada-chan!?

"Siiii"
"Sasuke-kun , Sarada-chan quiere conocerte"

se escucha en el audio el sonido del corazón de la pequeña Sarada.

Porque lo único que el amaba en todo el mundo eran su hija y su amada esposa.

𝐒𝐀𝐋𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐄𝐒𝐓𝐄𝐑𝐄𝐎𝐓𝐈𝐏𝐎Where stories live. Discover now