Prologo- Parte dos: La huella de la voz

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Estacion Kami-Kitazawa 15:50 pm

"Estimados pasajeros, les recordamos que dejen bajar antes de subir para evitar choques, no olviden sus pertenencias, el servicio de metro de la ciudad de Tokyo no se hará responsable por las perdidas materiales que ocurran al interior del vagón. Próxima estación Hachiman- Yama"

El vagón comenzó a moverse luego que la suave voz detrás del comunicar anunciara la próxima estación. En uno de los asientos centrales dormitaba una abatida chica en cuyo pulgar derecho resaltaba una mancha de pintura color metálico, que a ese punto estaba esparcido de hasta haber alcanzado la raíz de su dedo. El lavado de manos no había sido suficiente, la próxima vez prestaría más atención a la letra pequeña del frasco "No recomendable para uso estético". Tratando de ocultar su error, la chica dormitaba con su mano izquierda por sobre su mano derecha.

Las sacudidas espontaneas del vagón provocaban amagos para despertarla, pero ella estaba en la vigilia, no tenia la fuerza suficiente para abrir los ojos, pero podía escuchar lejanamente los ruidos típicos de un metro durante la tarde; Hombres de negocio planeando que hacer el fin de semana, música que escapaba de los auriculares de alguna persona, estudiantes de preparatoria junto a sus padres comentando cosas banales, chicas de su edad comentando el ultimo video musical del momento, algún que otro turista que pronunciaba palabrería irreconocible para ella y sonidos entremezclados que hacían suerte de ser ruido blanco. No quería caer completamente dormida puesto que podía pasar de largo su destino, pero sus ojos permanecían cerrados como catedrales, estaba cansada. 

Intento concentrase en una de las tantas conversaciones del vagón donde iba; reconoció que eran tres chicas que sonaban de más o menos su edad, 16 años a lo mucho, parecían que había salido hace poco de la escuela, su conversación iba sobre una canción que la chica de una voz un tanto más grave que la de sus cogeneres había escuchado de una casetera americana:

-"Era algo loco, sonaba como su muchas personas estuvieran golpeando el piso con fuerza, habían palmas de fondos, y de dé repente ¡BOOM! se empieza escuchar una guitarra eléctrica a la lejanía hasta que toma control de la canción" La chica de la voz grave hizo una pausa, no quería que su conversación fuera escuchada por alguien que odiara a los americanos, con un tono más cercano al susurro continuo: "Papá trajo ese cassette de la casa de mi tío, mi tío es un tipo que viaja mucho y tiene muy poco de japonés ahora, Papá lo llama "Amerrkian Boysu" para molestarlo.- Nuestra protagonista pudo notar que la chica de la voz grave intentaba pronunciar algo en ingles pero lo consiguió a medias. "Juro que mañana lo traeré, Hana, tu también trae el reproductor, les prometo que no se parece a nada de lo que hay aquí"- dijo finalmente, su voz había pasado del susurro al entusiasmo.

Otra chica de una voz suave respondió, probablemente era Hana: "No puedo prometerlo, últimamente mis padres están más estrictos conmigo por que dicen que no estudio mucho. ¡ellos no saben que la música me ayuda! no me han dejado usar mi reproductor hace días." Al terminar nuestra protagonista imagino que la chica llamada Hana hacia un puchero en una actitud infantil. Hana continuo: "¿Crees que los del club de música nos dejen usar el suyo?"

La pregunta fue contestada por la tercera chica, ella hablaba con mayor volumen en su voz, se podía intuir que le interesaba que los demás pasajeros del vagón la escucharan: -¿Como crees? desde el incidente de ese chico raro con los altavoces y el tocadiscos el director es muy pesado con el club de música. Hana la interrumpió: -¿Eh? ¿Qué incidente? La chica de volumen alto prosiguió: -Fue el día que te ausentaste por tu dolor de muelas, un chico con cara de sapo amarro a la presidenta del club de música y la encerró en el armario del club, tomo uno de los vinilos y se fue a la oficina del director, conecto el tocadiscos a los altavoces de los pasillos y puso una canción muy rara, iba como {taran tara taran} o algo así, la canción se escucho por toda la escuela hasta que se detuvo...

Entre Gatos y CriminalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora