Fate Stay Cooking

Capítulo 6: Primer cuchillo: Parte 3

La vida en la Academia Totsuki era algo diferente a lo que estaba acostumbrado. De hecho, era bastante extraño que el fervor de las miradas dirigidas a él fuera tan intenso, pero la expectativa dentro de ellas lo era mucho más. Apenas podía entenderlo.

Sin embargo, considerando todo, era bastante fácil ignorarlo debido al relativo aislamiento de la villa otorgada para su uso dentro de los terrenos de la Academia.

El sonido de un cuchillo golpeando una tabla de cortar resonó en una mañana tranquila, afuera los pájaros cantaban junto a un estanque de agua.

Por supuesto, la fuente de este sonido era él mientras cortaba constantemente una hilera de verduras en pedazos antes de colocarlas en un recipiente vacío usando el extremo plano de sus utensilios y su mano. Por mucho que no pudiera negar que disfrutaba de su idílico estilo de vida actual de simplemente cocinar todo el día, también estaba considerando cómo debería dedicar algo de tiempo para promover su propia hechicería.

Senzaemon, el director de la Academia Totsuki, ya le había informado que no necesitaba asistir a clases por el momento para mejorar su cocina antes de cualquier tipo de evaluación, y como tal, actualmente tenía mucho tiempo libre en sus manos. Sin embargo, como era una persona considerada, no hacía promesas vacías.

Una vez les había dicho a Soma y Joichiro que intentaría arreglar las cosas, y eso era exactamente lo que iba a hacer. Además, Senzaemon ya había llegado al extremo de hacer más cómoda su estancia en Totsuki, lo que significa que tenía que hacer algo a cambio. Algo para practicar su cocina; algo que ciertamente no era un gran problema para él, que ya había tenido que alimentar lo que equivalía o superaba incluso el apetito de un león en el cuerpo de una mujer de tan pequeña estatura en el pasado.

Tomando las verduras, las movió hacia un plato de carne picada de manera similar, tiras de pechuga de pollo y carne tierna de pierna separadas por una división de una pulgada de ancho. A un lado había un tazón de masa hecho con una variedad de especias, huevos y flores mezclados uniformemente con un batidor que ya había lavado y guardado.

Continuó cocinando en la tranquilidad y el ambiente que le brindaba la villa, mientras contemplaba en su mente la cuestión de la asignación de tiempo.

La hechicería no era algo a lo que pudiera imaginarse renunciando, no después de cierto evento que le había ocurrido en el pasado conocido como la Guerra del Santo Grial que solidificó sus creencias; más aún cuando había enfrentado y rechazado la manifestación misma de un yo futuro que se había desmoronado ante sus ideales, incapaz de recordar la razón por la que había comenzado su largo viaje.

Era simplemente la aspiración de un niño que no tenía más que la envidia de lo que había visto ese día donde lenguas de llamas parpadeantes se extendían hacia un cielo rústico.

El único superviviente de una tragedia que azotó a una ciudad de miles de personas.

El hecho de que algo estuviera bien no significaba que fuera correcto.

Si fuera imposible salvar a todos, entonces encontraría una alternativa.

El cuchillo cayó, produciendo un ruido sordo al cortar suavemente las ranuras de la tabla de cortar y despegar una capa de mantequilla que usó como aceite para la sartén sobre el horno. Perdido en sus pensamientos, no notó la peculiaridad de sus movimientos, sutiles rastros de energía mágica recorriendo sus brazos hasta su cuchillo antes de regresar a sus ojos.

Al igual que la mantequilla que se estaba derritiendo en la sartén, las otras verduras y carne que había cortado estaban inundadas, sin saberlo, de esta misma energía mágica. Para él, nunca había importado realmente qué ingrediente usaba al cocinar. Cuando todavía vivía con Kiritsugu, el hombre no había puesto mucho esfuerzo en seleccionar las mejores opciones cuando se trataba de alimentos y, como tal, a menudo regresaba con frutas y verduras demasiado maduras o carne y pan añejos.