Día cuatro

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Aquino hizo una pequeña mueca mientras apretaba las sábanas debajo de su cuerpo, sus cabellos castaños estaban esparcidos sobre la superficie de la cómoda almohada, sus caderas estaban alzadas a disposición de aquel alfa, quien se movia dentro de él maltratando su interior. Haciéndole casi delirar del placer.

No sabía como llegaron a esa situación, la verdad no tenía idea, solo sabía que estaban por dormir una siesta y... después todo era borroso. Últimamente su novio siempre tenía ganas de hacerlo, no importaba si estaba cocinando u ordenando, tenía que dejarlo para atender al alfa y dejar que le rompa el culo. Y no era que se queje pero su trasero ya no podía soportarlo.

Además de tener más apetito sexual estaba mucho más posesivo y territorial que antes, no lo dejaba solo, siempre lo sentaba en su regazo y no perdía oportunidad para marcarlo con su aroma o chupones, su cuello estaba lleno al igual que su pecho y muslos, de alguna forma se las ingenió para que deje de hacerlo. Le preocupaba más los del cuello, estuvo toda la tarde buscando remedios caseros para quitárselos, intentó con hielo, pasta dental e incluso con un peine, lo cual si funcionó, un poco.

Sintió como sus muñecas fueron tomadas con mucha fuerza y colocadas arriba de su cabeza, las embestidas aumentaron de velocidad y brusquedad. Mordió su labio inferior para regular sus fuertes gemidos, en la habitación se escuchaba el ruido de sus pieles chocar, los jadeos de Duxo y la inútil forma de Aquino de callar sus gemidos.

Puta madre, no quería tener problemas con los vecinos, otra vez. Era vergonzoso cuando tocaban a la puerta y le pedían que moderara el volumen.

Luego del orgasmo Aquino cayó a la cama y Duxo a su lado después de que su nudo volviera a su tamaño normal.

—Tú...— Murmura con cansancio—Te vas a tomar dos supresores juntos, ahora.

Duxo lo observó con esos ojos gatunos y lo abrazó contra su cuerpo, como si no hubiese escuchado a su omega. Aquino suspiró dejándose envolver por esos brazos y de paso dormir un rato, que eso era lo que tenía planeado desde un principio.

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Ok i pull up
Mañana es el último día de celo de Duxo

Si ya ahora parece una máquina de sexo insaciable COMO MIERDA VOY A HACER MAÑANA

ME DUELE DEMASIADO EL CULO 😭

Pipipipi

Tamare

Ahora entiendo el cansancio de Duxo cuando me cuidó :(

Tomó dos supresores y su aroma ya no es tan fuerte, pero esta con fiebre

Celo webon

REALMENTE POR QUÉ NO HICISTE UN PDF TOMMY MIER

Me caes mal

Me da vergüenza pedirle ayuda a Rinny

Ok

Duxo pudo sobrevivir cuidándome sin saber una mierda, yo también puedo
Enviado a las 6:50 PM.

Con cuidado se sentó sobre el regazo del alfa y ambos empezaron a cenar. Decidió pedir comida a domicilio pues en ese estado no tenía ganas de cocinar, solo hubo un pequeño inconveniente, la repartidora era una alfa y Duxo al percibir el aroma de otro alfa cerca de su omega le gruñó y la chica salió despavorida sin recibir siquiera el dinero.

Y lo mismo paso con el helado, el repetidor era un omega, el que abrió la puerta fue Duxo debido a que Aquino se encontraba en el baño, el repartidor al oler el celo de Duxo comenzó a coquetear con él importándole poco la marca de omega que tenía en su cuello. Aquino al salir del baño y ver a su alfa con el helado en manos, se acercó y escuchó algunas cosas que no le agradaron, con una sonrisa falsa le dio el dinero y le cerró la puerta en la cara no sin antes gruñirle.

Duxo sentía que su omega estaba molesto, pues parecía apuñalar el helado con la cuchara, y más que molesto también algo celoso. No sabía por qué aquel omega empezó a coquetearle, él tenía ojos para su omega bonito y enojón. Con cuidado, lo abrazó y apoyó su mejilla en el hombro ajeno.

Aquino resopló—Ese webon vio tu marca, ¡marca que yo hice con mis colmillos! ¡Mis colmillos! ¡Tú ya tienes un omega! ¡Yo! ¡AquinoBy2002! Ya quisiera ese marcar a un alfa como tú. Maldito desubicado irrespetuoso, él se llevaría bien con el de la tienda de pollo frito. Otro maldito desubicado irrespetuoso. ¡Todos son unos webones hijos de perra!

Duxo pestañeó y comenzó a acariciar el cabello del omega tratando de calmarlo mientras seguía maldiciendo a todo lo que se movía.

—Omega bonito.

Aquino soltó el helado y tomó las mejillas del alfa provocando que forme un piquito de pato.

—Tú eres mío, no de ese.

—Sí.

◜ރ Cuidando a Duxo ރ◝Where stories live. Discover now