13:Lobos salvajes

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Desde el momento en el que la camioneta negra de Ten ten entró en el garaje, el cuerpo entero de Naruto había estado tenso

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Desde el momento en el que la camioneta negra de Ten ten entró en el garaje, el cuerpo entero de Naruto había estado tenso. Estaba tan herido, que se sacudió y gruñó hacia Kurama cuando el Alfa tocó su hombro para señalar a las dos furgonetas blancas entrando en el aparcamiento situado detrás del edificio de Hinata.

Kurama levantó las manos ante la muestra de agresividad de Naruto. Por una vez no bromeaba cuando dijo:—Relájate. Lo entiendo, ¿de acuerdo? Haremos esto y luego volverás con ella.

Naruto asintió, pensando en Kurama y su situación. Hasta ahora nunca había entendido lo que fue para Kurama perder a su futura compañera siendo solo un adolescente. Ocultó el dolor con humor, pero los lobos de su manada sabían que nunca se había recuperado.

Hinata había cambiado a Naruto. Ahora sabía realmente lo que era tener a una mujer por la que haría cualquier cosa. Incluso si su relación era todavía nueva, Naruto derribaría imperios enteros sin pensarlo, para proteger a su compañera. El hecho de que fuera humana lo hacía mucho más difícil. Le dolía físicamente saber cuan vulnerable era Hinata a la ira de los lobos. 

Perderla...

Naruto se estremeció, esperando que nunca conociera esa pérdida como lo hizo Kurama. Ni siquiera podía comprender un dolor así.

—Oye, no te preocupes, gran lobo, nos aseguraremos de que ella esté a salvo.

Kurama se acercó a su asiento junto a Menma y le agarró el hombro con tranquilidad.

—Lo prometo. No vas a perder a tu compañera, Naruto.

—Te cubriremos la espalda.— añadió Menma mientras se volvía desde el asiento del conductor y le dirigía una mirada dura. —Llevaremos a esos bastardos abajo. Llama a Hinata, que le eche un vistazo y después haremos esto.

—Mantén la calma.— le advirtió Kurama. —No le gruñas ni la asustes sin ninguna razón.

Naruto llamó a Hinata. Mantuvo la calma como sugirió Kurama, pero su cuerpo seguía enroscado mientras miraba a los otros lobos salir de las furgonetas. No eran lobos bien cuidados, como los de su manada. Su ropa estaba harapienta, y todos estaban delgados, con escaso pelo. Eso no hizo que Naruto se sintiera mejor.

—Son lobos salvajes.— advirtió Menma a Ten ten, a quien había llamado al mismo tiempo que Naruto llamaba a Hinata. —Mantente en guardia.

Naruto siguió adelante y colgó con Hinata, por si acaso pudiera escuchar la conversación de fondo. Estos lobos apenas parecían humanos, y estaban en la ciudad.

Algunos cambiantes, perdían por completo el contacto con su humanidad, en cambio elegían abrazar completamente su lado animal. Los resultados eran aterradores, no solo para los humanos, sino también para otros cambiantes.

Las manadas como ésta, tan descaradamente obvias, corrían el riesgo de exponerlos a todos.

Naruto agarró la manilla de la puerta, pero Kurama alargó la mano para detenerle una vez más.

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