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Minho estaba en el segundo piso preguntadole cosas sobre si había visto a Jisung.
Jisung aprovechó la situación para ir al teléfono.
Marcó, marcó y marcó, pero no funcionaba.
Se desesperó y justo escuchó a Minho saliendo de la habitación de su hermano, entró inmediatamente a la cocina que estaba al lado del teléfono y se escondió en un armario que estaba allá.
—¡Ya sé dónde estás, amor!—Gritó Minho.
Jisung entró en pánico pero se relajó al escuchar la puerta de la sala de estar abrirse, el ya no estaba ahí.
Jisung vio cuántas llaves tenía, eran en total veintitrés llaves, alguna de esas tenía que ser de la habitación de Minho, seguramente ahí podrían estar las llaves de la puerta principal y así podría salir.
Se asustó cuando escuchó la puerta de la cocina abrirse, rezaba para que Minho no lo encontrara.
Para su suerte, Minho solo entró a hacerse un té para relajarse, nisiquiera se le había pasado por la cabeza de que Jisung estuviera ahí.
—Este maldito niño, cree que puede librarse de mí, que siga soñando.—Dijo Minho.
Dejó el té haciéndose y salió de la cocina gritando "¡Te voy a encontrar, Jisung!".
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—No he hablado con él, ya te lo dije.—Dijo el hermano de Minho.
—¡¿Y entonces como sabe dónde esconderse?!—Minho alzó la voz.
—¡¿Será porque es inteligente y no un estúpido que no le ata los pies a la persona que secuestró?!—Gritó el hermano de Minho.
Minho suspiró.
—Sé que has hablado con él, dime al menos una pista.
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