Capítulo 30: Recaída

49 2 1
                                    

12 de marzo de 2023

La norma suprema

Hoy te arrancaría de mi alma de cuajo. Aron no sé qué me está pasando, ojalá poder hablarte y explicártelo para aunque sea recibir una palabra tuya que destruya mi ansiedad por dentro. Estoy tan cansada de mis tormentosos sentimientos...de estar tan tranquila sentada y de repente sentir un estrujón muy fuerte por dentro al recordarte.

Estoy abatida, siento ansiedad, me subo por las paredes de mis entrañas a cada momento pensándote.

No sé qué me hiciste pero hay algo dentro de mí que me pide a gritos encontrarte en alguien.

Ahora tengo un trabajo nuevo. Todo va bien, todo marcha bien, excepto una cosa.

El día que llegué a este nuevo lugar me presentaron por toda la oficina. Yo estaba nerviosa y un poco aturdida sin entender qué hacía ahí si esa no era mi vida. Algo muy parecido a lo que me ocurre desde que llegué a Madrid, esa sensación de estar viviendo la vida de otra persona porque yo jamás estuve ni pertenecí allí. En aquel sitio tan extraño y lejos de casa, al cual debía acostumbrarme lo antes posible porque iba a convertirse en mi rutina diaria, actuaba responsable de cara a mis superiores pero totalmente en tormenta por dentro. Ansiaba revelarme. Quería, en el muy fondo, huir de allí. Había un pensamiento intrusivo de "Estás a tiempo, tienes la puerta cerca, sal corriendo".

Llegamos al final de la planta en que se situaba mi mesa de trabajo, saludé cordialmente a todos los que se sentaban en ese departamento, de repente, oigo que alguien llega por detrás con una voz fatigada de haber estado corriendo, me doy la vuelta mientras él pide disculpas por su tardanza. Levanto la mirada, y algo, totalmente fuera de lo normal, me hace estallar de placer al verlo mientras él aún seguía quitándose la bufanda y los auriculares. No comprendía el por qué, pero fue verle, y sentir una sacudida que me fue sumamente familiar.

Aquella mañana, sentada ya frente a mi ordenador, no paraba de pensarle, me rodaban mil preguntas: ¿Quién será? ¿Por qué me ha llamado tanto la atención? ¿Por qué me ha hecho sentir algo tan inusual y potente por dentro? Yo solo sabía una cosa: necesitaba observarlo, saber de él, verlo más de cerca, hablarle y desvelar mi nuevo pequeño misterio.

Pocos días más tarde fue la cena de Navidad de empresa. Entre todos los compañeros, lo vi, y otra vez volvió a entrar en mí un tímido y grandioso deseo que me hacía no ser capaz de despegar la atención de él. Pocos minutos después de chocar miradas entre la gente, se me acercó a conocerme. Me hizo las típicas preguntas que se le hacen a una persona desconocida de la cual no sabes absolutamente nada. Mientras yo respondía con respuestas escuetas, lo analizaba aprovechando los momentos en que formulaba una nueva pregunta. Es por lo anterior que no recuerdo nada de lo que me dijo de sí mismo. Analicé sus ojos, su boca, su altura, pero sobre todo...sus gestos, su forma de hablar, su manera de expresarse. Fue ahí, justo ahí, donde pude enlazar una turbia conexión.

Días posteriores, confieso mi incesable pero en todo momento oculto interés por él. Cada vez que pasaba por el pasillo era como si sintiese su presencia, yo levantaba los ojos de mi ordenador, lo veía y todo dentro de mí se llenaba de una energía que me hacía tener ganas de todo. En una de esas veces en que ambos nos mirábamos y nos echábamos una sonrojada sonrisa, fue cuando mi cabeza concluyó:

No me había pasado esto desde...desde....

NO, POR FAVOR, NO.

Necesité en ese mismo instante solventar mis dudas, no podía creerme que me estuviera pasando algo que sólo podía significar una verdadera pesadilla. Él se encontraba sentado justo en frente del baño, un lugar considerablemente estratégico para alimentar aún más mis ganas de rondarle. Ese mismo día, por la tarde, fui al baño sin ganas de hacer mis necesidades, tan solo con toda la intención de pasar por delante y mirarle a los ojos. Así hice.

Ático de mi almaWhere stories live. Discover now