Capítulo Veinticuatro.

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Londres,

1 de septiembre del 2025.


Con septiembre empezaba el otoño y los árboles empezaban a botar sus hojas, quedando completamente desnudos.

Namjoon veía las hojas de los árboles caer en aquel parque.

Extrañamente se sentía observado.

Aún no se acostumbraba a estar en un tiempo distinto al suyo y creía que todos le miraban y descubrirían que es un impostor en esa fecha.

No sabía qué lo llevó a ir a ese parque, pero ahora lo estaba y sentía que debía estar ahí exactamente a esa hora.

8:35 am.

Continuó caminando por el parque.

Recordaba ese parque; era el parque que quedaba a unas calles del edificio donde vive Jungkook.

Quiso pasar desapercibido por todos, sin embargo, unos rostros familiares hicieron que se esconda tras un árbol.

Se aproximaban Jin, Hoseok, Jimin y Yoongi.

Vio a cada uno de ellos. Se veían tan sonrientes y cambiados.

Hoseok ahora tenía el cabello castaño y cargaba un pastel en las manos. Jin tenía varias fundas de regalos. Jimin y Yoongi estaban... tomados de la mano.

¿Entonces finalmente se dieron una oportunidad? Pensó Namjoon. 

El reloj de Namjoon sonó, dando a entender que ya tenía diez minutos en esa fecha.

—Bien, diez minutos y no siento estragos. Vamos bien —susurró. Reinició el cronómetro para otros diez minutos.

Alzó la vista y los chicos ya no estaban. Supuso que se dirigían a casa de Jungkook, y que esos regalos y ese pastel eran para él.

Jungkook ese día cumplía veinticinco años.

Kim tenía claro lo que debía hacer en ese viaje.

Primero, debía analizar toda la situación y el orden de las cosas, pues Taehyung aún sigue ahí. Debía analizar el efecto de su estadía en el futuro, que en ese caso, sería el presente.

Segundo, debía calcular el tiempo que podía estar ahí sin sentir mareos o nauseas, y el próximo viaje mejorar detalles para alargar el tiempo de viaje.

Ya había visto a cuatro de sus amigos; ellos estaban bien según lo vio. Incluso Jimin y Yoongi ya estaban juntos.

Se contentó debido a eso.

Ahora faltaba ver a Jungkook y Taehyung.

Incluso saber si él mismo estaba bien en ese año.

Fue al edificio de Jungkook.

Allí ocultó su rostro con una mascarilla y la capucha de su abrigo.

—¿Y si mejor subimos? Me muero de frío aquí —escuchó a Yoongi hablar.

—Jungkook dijo que lo esperemos aquí.

—Sí, pero ese mocoso se tarda mil años —prosiguió Yoongi.

Los cuatro chicos estaban sentados en la sala de espera, y Namjoon estaba sentado unos metros más lejos, pasando desapercibido.

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