LIGHTDARK · HYUNHO · OMEGAVERSE · alfa x alfa

GANTE

NOTA ACLARATORIA--------------------------------------

***Fae: más fácilmente conocidos como hadas. se caracterizan por tener forma humana con la habilidad innata de manipular la magia, con largos periodos de vida (en algunos lugares son inmortales) y permaneciendo invisibles u ocultos ante el ojo humano***

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

                                                                                           MINHO

Lonely St es la ciudad más cercana a la capital del reino. No se nos permite entrar a menos que tengamos un permiso para comerciar y estos son muy limitados. Los humanos no tenemos ese privilegio, no tenemos magia, no somos inmortales y por ende no tenemos los mismos derechos frente a ellos. Los humanos no somos especiales. A mí tampoco es que me importe, ni quiero, ni puedo entrar allí. Además, tengo todo cuanto necesito aquí. Dentro de poco me graduaré en la Academia de Defensa Armada, como primero de mi promoción y podré servir en las fuerzas especiales de la ciudad, en la primera línea, como hizo mi mejor amigo Chan el año pasado.

Y tengo a Felix.

Mi omega.

La luz de mi vida.

El omega más hermoso y con el aroma más delicioso: rosas.

Lo conocí hace dos años, cuando estaba de gira en la ciudad como bailarín principal en una compañía de danza. Recuerdo como el castaño pecoso me buscó con la mirada aquella noche. Había algo en su baile hipnotizante que me sedujo, que me cautivó, no solo a mi sino a todos los alfas del lugar. Pero después de la actuación vino a mi, solo a mi, desprendiendo su olor a rosas y con solo un par de palabras había caído rendido a sus pies. Me hizo suyo aquella noche, y las siguientes. Desde entonces no nos habíamos vuelto a separar, salvo por supuesto, cuando debía ir a actuar a otras ciudades. La música es su vida y él era la mía.

Ahora esperamos con ansias nuestra boda. Está programada para dentro de un mes cuando nuestros celos se alineen por primera vez, así como dicta la tradición de nuestro pueblo. Nos marcaremos haciéndonos uno para siempre y juntos engendraremos a nuestra futura y preciosa camada. La felicidad me inunda solo de pensarlo.

Él también es el único que sabe mi secreto. Bueno él y Seungmin, pero se supone que eso él no lo sabe. En teoría no lo debería de saber nadie... Pero Felix es Felix.

Tengo un don especial. Puedo manipular las sombras a mi antojo. Si quisiera, podría desaparecer, podría hacer desaparecer, podría estrangular con ellas... Podría matar.

Pero Seungmin dice que no debo llamar la atención, mi don es poco usual, incluso para los clanes de los reinos faes. Y él sabe perfectamente el peligro que conlleva porque él también es diferente.

Su nacimiento fue un crimen para la sociedad mágica, un alfa fae y una omega humana. Un beta. Ni inmortal, ni mortal. Las probabilidades de que un beta naciera eran escasas, los humanos y los faes no se apareaban y si lo hacían, el porcentaje de éxito de que el bebé naciera eran mínimo, por lo que existían muy pocos. Repudiado por su padre, creció en el mundo humano junto a su madre, aprendiendo su oficio de boticaria. Gracias la pizca de los poderes mágicos que heredó de su padre, del clan hiedra, maestros en el dominio de la naturaleza, su negocio floreció, haciendo de sus medicinas y brebajes famosos en toda la comarca ya que eran mucho más efectivos que los del resto de las boticas de la zona.

De esto hace ya setenta años. Su madre falleció y todos sus amigos empezaron a envejecer, empezando a perderlos poco a poco también, mientras él conservaba aún su aspecto jóven. Por ello nunca se enamoró, no se lo permitió. Entró en una depresión que duró años, volviéndose un ser huraño y algo austero. Siempre me dijo que lo suyo era una maldición e incluso intentó quitarse la vida cuando entendió cuál era su destino. Pero cuando me encontró abandonado en una noche helada de enero, con apenas un mes de vida y al filo de la muerte, bajo el eclipse de Levanter y envuelto en sombras, se dio cuenta que yo no era tan diferente a él y volvió a encontrar un motivo para vivir, acogiéndome bajo su tutela como mi hermano mayor. Intentó enseñarme su profesión infinidad de veces, pero mi instinto alfa simplemente estaba interesado en otro tipo de labores mucho más "físicas".