El Lugar de Espera (Romione)

Caballos blancos felizmente garantizados para siempre

Está hecho.

Había llevado varias semanas y había resultado mucho más complicado de lo que ella había previsto originalmente: había que plantar ideas y dejar que se pudrieran, sus padres habían tenido éxito. Hubo que vender la práctica, falsificar documentos, alterar y, en ocasiones, eliminar por completo los recuerdos, y eliminar de la casa todos los rastros de la existencia de Hermione Granger, todo lo cual había sido necesario. tomó tiempo, paciencia, organización y un poco de magia compleja y difícil.

El dormitorio que había sido su santuario de la infancia en los años previos a que recibiera su invitación a Hogwarts era ahora una habitación de huéspedes común y corriente, sin características particularmente personales: su edredón lila y crema había sido reemplazado por una colcha verde azulado con estampado floral de la misma marca. tipo que podría encontrarse prácticamente en cualquier habitación de hotel, y todos sus efectos personales (fotografías, libros, recuerdos, ropa y similares) con excepción de lo que había empacado en su bolso mágicamente extendido para llevarlo al Madriguera, había sido encogida y guardada en un viejo baúl en el ático, protegida por encantamientos.

De una manera distante, Hermione admiró el trabajo que había realizado la semana anterior, que había completado justo antes de la tarea de borrarse de la memoria de sus padres. recuerdos por completo y plantando la falsa idea de que ella era simplemente una estudiante universitaria llamada "Maggie" Alquilar una habitación: ahora había una lámpara impersonal en su mesita de noche recién vacía, y un grabado de Monet, elegido al azar, adornaba la pared sobre la cama con un marco barato. Había un ordenador obsoleto hacía mucho y un teléfono de disco sobre el escritorio, y las paredes ahora eran casi tan blancas que le dolían un poco los ojos.

Hugo y Jean Granger nunca habían existido, según la documentación oficial, y por lo tanto tampoco Hermione. Según todos los registros muggles, Wendell y Monica Wilkins habían residido en esta casa y ellos no tenían una hija. Y en ese momento Wendell y Mónica estaban en un avión rumbo a Australia, dejando su casa en Gran Bretaña al cuidado de su joven "inquilino", dijo. quienes prometieron cuidar bien de su casa mientras estuvieran fuera, por mucho tiempo que fuera, o hasta que la pareja decidiera venderla.

La única alma en este mundo que sabía lo que Hermione había hecho era Ron, y ni siquiera él sabía el alcance total de las medidas que había tomado, lo complicado que había sido todo el proceso, la planificación y la intrincada magia que se había requerido. lograrlo sin despertar sospechas por parte de los Granger. amigos, vecinos, colegas y familiares. (Para su inmensa culpa, se vio obligada a modificar los recuerdos de otras personas además de sus padres).

Más que los preparativos y los complicados fragmentos de magia, la parte más difícil de todo fue mentir y engañar a su madre y a su padre todos los días durante los últimos dos meses: los miró a los ojos y les dijo que ella estaba bien y que el embarazo progresaba en consecuencia. En realidad, había necesitado bastante actuación para evitar estallar en lágrimas en presencia de su madre, particularmente cuando ella insistió en llevar a Hermione a comprar ropa de maternidad y de bebé en Londres, charlando todo el tiempo. sobre los mejores cochecitos y cunas, pañales y biberones. "Es decir, si no planea amamantar", dijo. Mamá había seguido parloteando, guiando a Hermione a otra boutique de moda, "aunque espero que al menos lo consideres, ya que es lo mejor para los bebés, pero es tu cuerpo, por supuesto". Por supuesto, querida, y por lo tanto tu decisión..."

Mientras Hermione estaba en el vestuario, mirando en el espejo el traje de maternidad que no necesitaría y haciendo todo lo posible por no llorar ante la insensatez de todo, mamá la miró extrañada y le preguntó si estaba está bien; La mujer más joven nunca había sido una mentirosa particularmente convincente, pero se obligó a sonreír alegremente. "¡Me quedo con todo!" dijo en el tono más alegre que pudo reunir antes de que su madre pudiera persistir.