Comandante

270 17 1
                                    

— ¿QUIÉN PUTAS TE CREES QUE ERES? — Exclamó Graves bastante molesto.
Había tenido un papel fundamental en la misión de hoy, había capturado a uno de los colegas del principal objetivo sin embargo...
Me di cuenta que de colega no tenía nada, era un pobre joven asustado y amenazado que estaba obligado a realizar los actos horribles que le ordenaban.
Mis emociones ganaron y después de obtener la información suficiente, lo deje ir...
Ganandome un castigo que estaba por recibir.

— Tenías una orden... ¡UNA MALDITA ORDEN!
¿Y no pudiste cumplirla? — nuevamente dijo el rubio de forma grotesca, su voz resonaba por toda la habitación. Me quede parada con las plantas de los pies bien fijas en el suelo, mi mente daba vueltas y vueltas a sus palabras.

— Señor, debe entender que yo solo-

— Cállate, no quiero excusas. — hablo con esa voz que me daba miedo, suspiré pesadamente y baje la mirada, pose mis manos detrás de mi espalda esperando una indicación. — Maldita sea, tu estúpida inocencia y sensibilidad ha hecho que pongas en riesgo a la compañía, ¡burra!
Dijo nuevamente dándome la espalda viendo por la ventana de su oficina, movía su cabeza en círculos tratando de relajar su cuello, movía sus hombros tratando de sacar aquella sensación de molestia y yo solo miraba atenta.

— Señor, yo se que me equivoque pero debe comprender que no va a pasar nada... Él prometió callarse, su familia corría peligro si no regresaba así que... Por favor... No pido que me perdone, pido que comprenda. — murmure con la vista en mis zapatos.
Esperaba nuevamente un regaño, pero no fue así.
Escuche un suspiro bajo y luego el sonido de su suelas chocando en el suelo, levante la vista para observar su caminar hasta la puerta, la cual se aseguro que tuviera seguro.

Al corroborar eso, camino rápidamente hasta su escritorio, de los cajones que tenía éste saco un...
¿Fuete? Trague pesado y observe lo que hacía.

— De rodillas... Ahora...
Dijo molesto mientras pasaba la punta del objeto en su mano y azotaba con éste la misma.

— ¿Disculpe?

— ¡Te dije que de rodillas!

Sin oponerme más me agache rápido quedando incada observando el suelo brillante debajo de mí, podía jurar que los gritos de Graves se escuchaban hasta la cafetería.

Mis sentidos comenzaban a agudizarse, eso hasta que sentí como el pedazo de plástico rozó mi rostro. Tembló mi cuerpo al momento de sentir aquello recorrer desde mi pómulo hasta mi menton para después subir mi rostro y ver a los ojos a Graves.

— Lo que hiciste no se debe pasar por alto... Así que si quieres mantener tu trabajo y mi confianza, deberás obedecer, pequeña. — dijo el comandante mientras comenzaba a caminar en círculos alrededor de mí, trague pesado asintiendo con la cabeza mientras sentía la tensión matarme.

— Bien, bien... ¿Repite, cuál fue tu error?

— No cumplir con mi orden de matar al enemigo...

— Dilo bien.

— Desobedecerlo, señor...

— Correcto, ahora; ¿Quién soy?

— El jefe y comandante de esta empresa, señor...

— Muy bien y como jefe que soy debo mostrar que no debo pasar por alto una falta grave a mis ordenes... Así que dime... ¿Por qué maldita sea te estoy castigando?

— Por no obedecer...

— Dilo bien... — dijo de nuevo, estaba tratando de contestar de buena manera pero no podía atinar a todo. Trague pesado y agache la cabeza.

Phillip Graves/ headcanons y one shortsWhere stories live. Discover now