II

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Nuevo día, nueva vida, pensaba la joven mientras se dirigía a la academia dispuesta a olvidar el incidente del día anterior, pretendiendo que no sucedió. Cosa que Satoru no iba a permitir mientras viva, o al menos eso le estaba dejando en claro mientras se apoyaba frente a ella con las manos sobre el escritorio.

— Acéptame una cita — hablaba Gojo determinado, arrugando las cejas.

— Buenos días primero, ¿no? — saludaba ella sarcástica notando como al albino no se le había pasado la fiebre.

— ¿Si te digo "buenos días" aceptarás salir conmigo? — le cuestionó él bajando un poco sus lentes para que la contraria pudiera ver su mirada espectante.

— No — respondió cortante apartando la vista del peliblanco, acomodando unas cuantas hojas para colocarlas dentro de su folder.

— Entonces no lo haré — siguió conversando sacándole la lengua en una poco convencible venganza.

— Pues no lo hagas — musitó la fémina con el mismo tono.

— ¡Me muero de frío! — se escandalizó él de repente apartándose llamando la atención de la joven — ¡Moriré congelado con esa frialdad tuya! — se abrazó a sí mismo reprochándole.

— ¡Entonces muérete! — comentó Geto carcajeándose mientras ingresaba al salón.

— Haznos el favor — ingresó Shoko siguiéndole la corriente al pelinegro.

— No me digan ya llegaron los Dioses de la Crueldad — les respondió sarcástico el de anteojos.

— ¿Qué pasa Satoru, quieres un autógrafo? — bromeó Suguru tomando una hoja libre que observó sobre el escritorio.

— Si quieres te doy el mío — el albino se acercó al de piercing — Puedo escribirte en la frente — sonrió tenso sujetándolo de la camisa.

— Ya quiero verte intentándolo — musitó Geto con seguridad, retándolo.

— ¡Oigan, pero cállense! — gritó el profesor Yaga con molestia golpeando al par de amigos, enviándolos a sus sillas de un puñetazo.

— ¡Pero qué mal genio tienes, musculitos! — contestó Satoru elevando sus pies sobre la mesa.

— Tú, maldito mocoso — dijo el moreno acercándose al asiento del albino.

— Oiga, pero ¿va a dar la clase o no? — le comentó (Nombre) con hastío por de los gritos de ese par.

— Apoyo la moción — levantó Ieri el brazo en señal de aprobación.

— Esta juventud — comentó molesto Masamichi regresando nuevamente frente al pizarrón.

Suspirando habló nuevamente — Bueno, como ya les había comentado hoy practicaremos sus habilidades físicas — explicó brevemente — Así que muévanse, hay que ir afuera — los apuró dispuesto a salir él primero.

— Ni modo que salir adentro — articuló con gracia Satoru.

— Ustedes mocosos... — suspiró el moreno con furia — ¡Salgan ya de una vez! — ordenó pateándolos a todos sacándolos por la ventana de un sólo impacto.

— Esto pasó por tu culpa — le reprochó Suguru mientras lo miraba mal.

— ¿Por qué tengo que pagar yo también tus platos rotos? — (Nombre) se cruzó de brazos suspirando mientras se encontraba en el aire junto al resto cayendo del segundo piso.

— Opino igual — la secundó Shoko mientras intentaba encender un cigarrillo.

El impactó llegó con fuerza para los estudiantes que fueron arrojados por la ventana.

— ¡Ieri, mi espalda! — reclamó con dolor Suguru al sentir como la castaña caía sobre sus huesos.

— Una disculpa — le dijo ella estoica, logrando prender con éxito su cigarrillo.

— ¿Se encuentran bien? — preguntó una voz preocupada desde arriba.

Geto subió la mirada confundido encontrándose con Satoru en el aire y junto a él, (Nombre), la cual se encontraba sujetada por este mismo. Suguru frunció el ceño al ver que el albino no había recibido ningún golpe.

— ¿Qué tal el impacto, amiguitos? — preguntó Gojo con una burlona sonrisa.

— Habría sido mejor que fueras tú quien se lo hubiera llevado — respondió el pelinegro con ironía — después de todo, por ti fue que nos lanzaron — se levantó por fin del césped.

— Ni siquiera tuviste la decencia de ayudarnos también —  comentó Ieri expulsando el tabaco.

— No se resientan, amigos míos — el de lentes oscuros se llevó la mano a la cabeza con pesar — Es sólo que no podía dejar que mi prometida se lastimara.

— ¿Ahora soy tu prometida? — la fémina entre su brazo se volteó para verlo a la cara — ¿Qué lógica tiene eso? Ni siquiera soy tu novia, Gojo — culminó ella haciéndole una mueca.

— Pero pronto lo serás — el albino sonrió con amplitud.

— Oh, claro que no — ella rió un poco, le parecía algo gracioso que Satoru dijera que aquello no era una broma.

— Ya verás que si, así que como pronto serás mi novia eso quiere decir que te convertirás en mi prometida — se explicó él muy orgulloso — Yo sólo miro a futuro, hermosa, se le llama manifestar — se colocó un dedo en la sien tratando de verse listo, (Nombre) se carcajeó genuinamente divertida con las palabras del de ojos zafiro.

Satoru sintió su corazón saltar, su sonrisa lo embelasaba de a poquito.

— Estás riendo — le recalcó él sonriendo sincero.

— ¿Y eso qué? — le cuestionó ella aún agraciada, limpiándose una media lágrima que se escapó junto con su risa.

— Eso significa que estás de acuerdo, así que dime ¿ahora si aceptarás tener una cita conmigo? — se vió esperanzado.

— ¡Claro que no! — ella dejó de verlo girando su cabeza regresando a su postura inicial — ¡Bájame, Gojo! — pidió removiéndose frente a él intentando liberarse del brazo que la mantenía en el aire.

— ¡Nunca! — contestó Satoru rodeándola con su otro brazo, afirmando su agarre y abrazándola como si fuera un oso de peluche.

— ¡Gojo! — se quejó ella sobre su pecho tratando de huir, viéndose cautiva, rió un poco al no saber que hacer, volteó su cabeza como pudo para ver de reojo por sobre los lentes del albino. Sus iris se expandieron en sorpresa, esa imagen no se la hubiera esperado nunca.

Notó como los párpados ocultaban aquella azulada mirada manteniéndose juntos, chocando sus pestañas contra el polarizado del vidrio de sus anteojos elevándolas en el acto. Sus ojos permanecían cerrados en un disfrute del contacto con ella, viéndose acompañados de la curvatura que ejercían los labios de Satoru en una disimulada sonrisa. Él de verdad estaba disfrutando de aquel abrazo.

La fémina se rindió, paró de moverse dejándose a merced de Gojo, pensando que quizás podía dejar que él la apretujara como un oso de peluche un poco más.

Be my girlfriend! || Gojo Satoru x Lectora Where stories live. Discover now