CAPITULO 20

106 59 41
                                    

Jean-Louis Rohan

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Jean-Louis Rohan

Actualidad.

Estaba inquieto en la habitación de Leonor, mirando fijamente la camisa que había encontrado en su armario. Me sentía confundido y preocupado por lo que aquello significaba. ¿Quién era el dueño de esa camisa? ¿Por qué estaba ahí?

En el rincón de la habitación, mis ojos se posaron en el kit de prueba de embarazo. Mi corazón se aceleró, mientras mi mente intentaba procesar lo que veía. ¿Leonor estaba embarazada? ¿Por qué no le había dicho nada?

Los minutos se hicieron eternos mientras esperaba impaciente a que Leonor regresara. Finalmente, la puerta se abrió y ella entró en la habitación.

Sin poder contenerme, me acercó a Leonor de manera agresiva, tomando su brazo con fuerza. Mis ojos enfurecidos la miraban fijamente mientras le exigía una explicación.

―¿Me engañaste? ¿Te acostaste con alguien más? ¡Exijo la verdad, ahora!

―Necesito que estés tranquilo, te explicare todo.

―¿Tranquilo? ¡No puedo estar tranquilo cuando mi mujer me miente y me oculta cosas! ¿Quién es el padre de tu bebé? ¿Por qué no me lo dijiste?

Leonor, con una sonrisa serena en su rostro, intenta soltarse de mi agarre suave pero decidido. Sus ojos dulces se encuentran con los míos, llenos de rabia y confusión.

―El bebé no es mío. Es de Neryssa y el kit de prueba de embarazo lo tenía porque hace dos meses, mis amigas vinieron a casa para comprobar su estado. Querían asegurarse de que Neryssa no estuviera embarazada.

Mis cejas se fruncen y mi agarre se afloja en su brazo. La incredulidad y el alivio inundan mi mente al mismo tiempo.

―¿Qué estás diciendo? ¿No estás embarazada? ¿Esta camisa... realmente era para mí?

Leonor asiente con ternura y libera su brazo de mi agarre.

―Nunca te engañé. Compré esa camisa hace un tiempo para ti, pero me olvidé de dártela. La encontraste en mi armario porque... quería sorprenderte.

Me acerco lentamente a Leonor, sintiendo la necesidad de tocarla, de asegurarme de que todo esto es real.

―Te pertenezco, y no permitiría nunca que otro hombre te toque o te ame como yo lo hago. ¡Eres mía! necesito que entiendas que te amo, ¡que te quiero más que a mi propia vida!

Mi corazón late con fuerza mientras mira fijamente la cara de Leonor. Mis labios se acercan a los de ella de manera suave.

Dios mío, Leonor, ¿Qué está pasando?. Estos meses lejos de ti han sido la peor época de mi vida.

Mi mente estaba nublada, mis sentidos desbordados por una apocalipsis de amor y deseo. Me dejé llevar por una corriente de placer, que me arrastraba a una espiral de delicia y pasión infinita.

Atracción InterestelarWhere stories live. Discover now