Capítulo 38 "Palabras Que No se Olvidan"

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Cassian no quería ser solo su amigo, pero él sabía que no podía llegar a ser otra cosa, ellos solo podrían ser amigos ya que ella era la esposa de su hermano.

Alessandro volvió poco después y le preguntó a su hermano.

-¿Cómo te encuentras?-

-Estoy bien.-

-Seguro.-

-Si, ya se me ha pasado.-

Cassian se puso en pie, Alessandro le dijo.

-¿Estás seguro de que no quieres quedarte a descansar un poco más?-

-No es necesario hermano, con descansar un momento es suficiente.-

Cassian pasó al lado de su hermano y le dijo.

-Te estoy diciendo la verdad, estoy bien, no te preocupes.-

Cassian camino hacia la puerta, antes de irse les dijo.

-Buenas noches.-

Y salió de la habitación, al cerrar la puerta él se apoyó en una pared cercana, el dolor de su pierna había desaparecido, pero no el que sentía en su corazón, ese no podía desaparecer con la magia de la princesa.

En ese momento él deseó no haberse dado cuenta de sus sentimientos, ya que eso solo le causaba dolor. Pero él no podía decirle a su hermano lo que sentía y tampoco podía pedirle a su
hermano que le diera a la princesa, porque aunque Alessandro no lo admitiera, él también albergaba sentimientos por la princesa, Cassian ya se había dado cuenta de eso, sin que se
diera cuenta, la princesa se había vuelto alguien importante para su hermano.
Cassian se preguntó cuánto tardaría su hermano en darse cuenta de eso.

Abril se había quedado un poco preocupada por Cassian y le
preguntó a Alessandro.

-¿En verdad crees que Cassian este bien?, A mí no me lo parecía, toque su frente, pero no parecía tener fiebre, pero aun así me preocupa un poco.-

Alessandro se había dado cuenta que al tocar a la princesa su poder se volvía más efectivo, cuando le dijo eso no le quedó la menor duda de que Cassian se encontraba bien, él le dijo.

-No te preocupes, mi hermano está bien, ¿Y tu como estas? -

-Muy bien.-

-Acuéstate, me gustaría ver como esta tu herida. -

Abril obedeció a Alessandro, después de que él revisara la herida y volviera a poner la venda ella bajó rápidamente su camisón ya que en ocasiones Alessandro se le quedaba viendo como si quisiera comérsela, eso le asustaba un poco.

-Tu herida está mucho mejor, ahora es apenas visible. -

-Así es, creo que pronto podré dejar de usar las vendas.-

-Creo que no quedará cicatriz.-

-El médico dijo lo mismo, que la medicina que hizo el mago es muy efectiva.-

-Le pediré que haga más, por si te lastimas o algo.-

-Aunque no lo parezca no suelo lastimarme seguido, en realidad
desde hace un tiempo ni siquiera me da una ligera fiebre, ahora tengo muy buena salud.-

-Me alegro de que así sea.-

Alessandro se acostó al lado de Abril y le dijo.

-Dentro de unas semanas estaré inspeccionando el reino, estaré
unos cuantos días fuera. -

-Me portaré bien mientras su majestad no esté. -

-Tu herida está muy bien, creo que podrías acompañarme si así lo deseas.-

Desde que Abril había llegado al palacio, ella nunca había salido, ella sentía que era como una fantasía el poder salir.

-¿En verdad puedo ir?

-Por supuesto, también estaba pensando en pedirle a Cassian que nos acompañe, él casi nunca sale del palacio, creo que le vendrá bien.-

Los ojos de Abril se iluminaron de ilusión y volvió a preguntar.

-¿En verdad puedo salir?-

-Si, aunque no podrás alejarte de mí mientras estemos fuera.-

-No lo estaré, me quedaré cerca de ti todo el tiempo.-

-¿Qué tan cerca?-

-Muy, muy cerca.-

Alessandro se colocó encima de Abril y le dijo.

-Así de cerca.-

-Si es lo que su majestad desea, será así.-

Alessandro la besó y le dijo.

-Pero creo que sería un poco difícil caminar de esta manera.-

Alessandro volvió a besarla. Los besos se habían vuelto algo normal entre ellos y cada día que pasaba se volvían más cercanos.

Abril se le quedó mirando, él le preguntó.

-¿Qué pasa?-

-Nada, es solo que se me hace extraño estar así.-

-¿Por qué.?-

-Cuando nos conocimos me dijo que jamás me trataría como su esposa, que nunca tocaría mi cuerpo, que no sabía con cuántos hombres había estado antes.-

-Aun recuerdas eso.-

-Tengo buena memoria y hay algunas cosas que son difíciles de olvidar, pero puedo asegurar que nunca he estado con ningún otro hombre, él único que ha tocado mi cuerpo ha sido su majestad.-

Alessandro lo sabía, sin que ella se lo dijera, con cada beso, con cada roce, con cada caricia que él le daba ella demostraba su inocencia, que él era el primero en profanarla.

Él le acarició el cabello y respondió.

-Ese día estaba enojado y dije muchas tonterías, olvida todo lo que dije ese día, no era verdad.-

Abril asintió con la cabeza, Alessandro se hizo a un lado, la rodeo con sus brazos y le dijo.

-Será mejor dejarlo aquí por hoy.-

Alessandro usó su magia para apagar las luces y en la oscuridad Abril le dijo.

-Buenas noche Alessandro. -

-Buenas noches. -

Al día siguiente cuando Abril despertó se encontró sola, él rey ya se había marchado.

Ella se levantó y abrió las cortinas, él sol brillaba intensamente y la deslumbró, una vez que sus ojos se acostumbraron a la luz ella se quedó mirando el cielo, estaba despejado, no había ni una sola nube en el cielo, ella no quería estar encerrada un día tan hermoso como ese, ella llamó a las sirvientas tirando de una cuerda que había junto a la cama.

Dos sirvientas llegaron poco después, una le ayudó a vestirse y Abril le dijo a la otra sirvienta que quería desayunar en el jardín, que preparara todo.

Tiempo atrás las sirvientas la hubieran ignorado, sin embargo, todas las sirvientas del palacio sabían lo que le había pasado a la sirvienta que había atacado a la princesa y tenían miedo de tener el mismo destino si la ofendían, así que todas obedecían sin replicar a lo que la princesa ordenaba.

Esposa Olvidada (Lazos De Sangre)Where stories live. Discover now