41. Nuestro camino

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Es agóbiente estar en esta posición, por cuanto tiempo más debo de ser el prefecto ante todos.
Desde mi infancia, todos me han visto como el hijo, con excelentes calificaciones, obteniendo galardones tontos como prestigiosos, alcanzando la mejor universidad de Estados Unidos y siendo así el mejor ejemplo. Todos me expresan su gratitud por esta acción, no obstante, no saben el camino que tuve que tomar para alcanzar algo que en realidad no deseaba ni deseo.

No poder demostrar quién soy, ha hecho que no sepa quién soy y que es lo que quiero en realidad. Desearía, al igual que todos a mi alrededor, no obedecer esas reglas, no seguir con la maldita rutina, lárgame y encontrarme conmigo mismo, pero como he de hacerlo, si no sé ni un carajo de lo que es dar la contraria.

Observo mi entorno. Una fiesta más de negocios que más da estar aquí, siempre es lo mismo. Se dan sus vicios, beber, tomar sin control alguno, apostar. Miro las estrellas lejos de ese ruidoso lugar.

—¿No le parecen bellas? —una voz femenina proveniente de la parte más oscura de la terraza— Las estrellas suelen ser personas buenas o cada una de ellas tienen una historia

—Es algo tonto pensar ese tipo de cosas —la mujer se acerca más

—Creo que usted no ha llegado a tener una abuela —esas palabras indirectamente causaron en mí un pinchazo— las abuelas siempre cuentas eso y si terminan tenían la razón, las estrellas guían de alguna formo u otra, te sacan una sonrisa tan solo al verlas— me ve por unos segundos, regresando al mirado hacia el cielo 

Cuando por fin puedo verla, la observo detenidamente. Cabello negro, unos hermosos ojos verdes, labios en forma de corazón y su rostro lucia pálido.

—Al aparecer a usted le trae melancolía —regresa su mirada, nos quedamos viendo por unos segundos en silencio— su mira luce apagada, su rostro también luce apagado, cansado...

—Hey tú, regresa al trabajo, no has venido aquí para charlar con los invitados —ella voltea asintiendo, vuelve su mirada a mí

—No lo conozco, pero sea lo que sea, no deje que eso lo venza por completo. Vuelva a encontrarse con usted cuando eso, pase hasta usted mismo, se dará cuenta del brillo en sus ojos y sobre todo deje esa mala vida que lleva, parece ser diferente a la tira de mal educados de estos hombres. —lo siguiente que hace es abrazarme, yo solo puedo quedarme quito al no saber qué hacer.

Mi corazón se acelera y por un minuto llego a sentirme en paz, no pienso en nada, todo queda en blanco. Siento como se aleja, abro mis ojos y veo como adentra en el lugar. Sentí que era las palabras más sinceras.

—El perfecto Luka —Joe se acerca a mí, no puedo no oler todo el alcohol que lleva encima— vamos, tío, debes de relajarte, tomo un trago para ti. —me lo acerca a la cara— No me dejes con el vaso en la mano, acepta

—¿Sabes como se llama?

—Te vi de lejos, hablando con esa, no lo puedo negar, está buena. No sé cómo se llama, pero... —Me alejo de ahí, voy a buscarla, entro en todo los lugares posibles y no está.

—¿Qué hago? —tomo mi abrigo y salgo de ahí pensando en esa palabra - ¿encontrarme conmigo? 

—Entiendo, deme un poco más de plazo —esa voz, es ella, sigo la voz encontrándola detrás de un auto en llamada - ¡AHHH! ¿Señor que hace aquí?

—Ya me iba —ella asiente está por irse— ¿Cómo te llamas? 

—¿Por qué desea saberlo?

—Gracias por esas palabras, casi nunca nadie me ha dicho eso, de alguna forma me has dejado pensando. Desearía saber como te llamas para darte las gracias

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora