Segunda confesion

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ESTE CAPÍTULO NO CONTIENE SEXO. 

Celeste entra nerviosa al confesionario y se arrodilla frente a la rejilla.

Celeste: Ave María purísima.

Madre Lilly: Sin pecado concebida.Celeste: Padre, he vuelto a caer en pensamientos impuros hacia mujeres.

Madre Lilly: ¿Puedes especificar un poco más, hija mía? ¿A qué te refieres con "pensamientos impuros"?

Celeste: Me refiero a que no puedo evitar tener deseos y fantasías de naturaleza sexual hacia otras mujeres. A pesar de mis esfuerzos, esos pensamientos siguen apareciendo en mi mente y me siento culpable por ello.

Madre Lilly: Comprendo tu lucha, Celeste. La atracción hacia personas del mismo género puede generar confusión y conflictos internos. Es importante recordar que no eres responsable de tus sentimientos, pero sí lo eres de tus acciones.

Celeste: Lo sé, Madre Lilly. Intento controlar mis pensamientos y desviar mi atención hacia cosas más virtuosas, pero a veces siento que pierdo la batalla contra ellos.

Madre Lilly: Celeste, nunca debes perder la esperanza. Dios es un Dios de amor y misericordia. Él siempre está dispuesto a perdonar y darnos la fuerza para superar nuestras debilidades.

Celeste: Madre Lilly, necesito confesarme de algo más. No se trata solo de pensamientos impuros, sino de acciones que he estado llevando a cabo.

Madre Lilly: Comprendo, Celeste. Cuéntame más sobre estas acciones y cómo te hacen sentir.

Celeste: He estado fantaseando que me involucro en relaciones íntimas con otras mujeres. No puedo controlar mis deseos y me siento atrapada en este ciclo de pecado. Siento que algo está mal conmigo, que estoy enferma o que tengo un problema grave.

Madre Lilly: Querida Celeste, entiendo que te sientas así, pero es importante recordar que cada persona tiene su propia lucha y sus desafíos individuales. No eres la única que ha experimentado atracción hacia personas del mismo género, y no significa que estés enferma.

Celeste: Pero, Madre Lilly, siento que esto es incorrecto, que estoy desviándome del camino correcto y traicionando mis creencias. No sé cómo detenerme, cómo liberarme de este ciclo de pecado.

Madre Lilly: Celeste, es normal que a veces tengamos pensamientos inapropiados o confusos. Nuestra mente es compleja y puede jugar trucos en nosotros. Lo importante es no dejarse llevar por esos pensamientos y recordar cuáles son los límites apropiados. Estos pensamientos no son algo que debas avergonzarte.

Celeste: Pero, Madre Lilly, estos pensamientos son tan persistentes. No puedo evitar sentirme atraída hacia usted, y eso me asusta.

Madre Lilly: Celeste, quiero que entiendas que estos pensamientos no son exclusivos tuyos. Muchas mujeres experimentan luchas similares en diferentes momentos de sus vidas. Es importante recordar que somos seres humanos con deseos y tentaciones, y estos pensamientos pueden surgir de diversas circunstancias y experiencias.

Celeste: ¿Realmente piensa que es algo común, Madre Lilly? Me siento tan avergonzada y confundida por estos pensamientos.

Madre Lilly: Sí, Celeste. Es normal tener pensamientos y deseos que pueden parecer inapropiados o pecaminosos. Como seres sexuales y emocionales, nuestra mente puede explorar diferentes ideas y fantasías. Sin embargo, lo esencial es cómo manejamos y canalizamos esos pensamientos.

Celeste se sorprende al escuchar la confesión de Madre Lilly. La imagen que tenía de ella como una figura pura y sin pecado se desvanece. Celeste siente cierto alivio al saber que no es la única que lucha con esos pensamientos y deseos, pero también experimenta una mezcla de confusión y curiosidad.

Erotismo lésbico: Confesiones una monjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora