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Había una vez una niñita que tenía miedo a romperse.

O a romperse más. Era lo bastante honesta consigo misma para reconocer que llevaba mucho tiempo rota. Ya había arreglado parte de eso, pero seguía trabajando en lo demás. Sabía que algunas cosas nunca sanarían. Aunque algún día las cicatrices se borraran de su cuerpo, las heridas permanecerían en su alma.

Era doloroso reconocer que nunca estaría de veras completa.

Pero lo reconocía, porque algunos dolores son necesarios, incluso saludables.

Cuando hacía contacto con esos lugares rotos, cuando una pesadilla era demasiada vivida, cuando alguien le preguntaba por qué odiaba salir en fotos, recordaba todas las formas en las que ya no era esa niñita.

-Cara E. (Pág 221)

Frases de El Coleccionista (Tretralogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora