40 { Solo yo sabía } ♡

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Izan Harrison. 

Le di un disimulado recorrido a todo el lugar y a lo lejos miré a Olaya acercarse a mí. Terminé caminando un poco hacia ella.

—Toma… 

Era una flor, le había pedido que trajera dos. La tomé, era una Dalia y la coloqué a la altura de mi pecho, en mí Esmoquin.

—Gracias— le ofrecí mi brazo para seguir avanzando.

Al estar un poco más adentro vimos a la rubia del brazo de Matt.

A su lado iban las otras dos parejas.

Nos dirigimos a ellas.

—Enhorabuena chicas— abracé a cada una de ellas. El trío me dio las gracias y fue ahí donde saque tres pulsos de mi bolsillo. Se las coloqué a cada una en la muñeca izquierda.

Yessica trataba de hablar pero nada salía de sus labios.

—No vayas a iniciar, por favor— Le di un abrazo— Que no todos los días te graduas.

Sonreí.

—Debieron de salir carísimas…— dijo con angustia.

—A ver Yess— la tome de los hombros— Me estoy pudriendo de dinero y yo hago lo que quiera con ello… no debería importarte el precio, cueste lo que cueste voy a pagarlo.

Ella terminó abrazándome y de ese lugar no nos movimos hasta que las llamaron a las mesas y ahí entrábamos como invitados.

Aún no comenzaba y por las bromas que tenían no me había percatado que habían dos asientos disponibles en nuestra mesa.

Vi el reloj que tenía puesto y ya era un poco tarde. Estuve jugando con mi anillo por un buen rato.

—¿Me acompañas al baño?— La voz de Olaya me atrajo.

La miré confundido pero rápido me hizo un gesto y lo entendí.

Me levanté y dejé que ella lo hiciera para alejar un poco su silla y luego darle mi brazo.

—Volvemos en un momento— avise.

La señorita tomó el gesto de mi brazo y juntos nos alejamos de la mesa.

—Ya la vi…—Ahora mismo tenía toda mi atención— Solo que no viene sola.

Intenté buscarla pero fue en vano.

—Acaba de llegar…

Esperamos unos segundos y volvimos a la mesa, solo que ahora estaban solamente nuestros asientos vacíos.

Ella estaba de espalda, pero algo en ella era distinto, había cambiado.

—¿Y esos asientos?— cuestionó su acompañante.

—Son nuestros— observe cómo el cuerpo de Dalia se tenso al igual que de todos en la mesa al oír mi voz.

Rodeamos la mesa con Olaya tomada de mi brazo. Tomé la silla y deje que ella se colocara para empujar levemente y dejar que ella se sentara, e hice lo mismo.

Dalia estaba frente a mí, la miré por unos segundos sin expresión alguna en mi rostro.

Seguía igual o más de hermosa de lo que recordaba. Su espalda estaba derecha, sus hombres se relajaron al igual que su rostro al verme. 

Sonreí internamente porque desde hace mucho soñaba con este momento. 

Su acompañante era nada más  y nada menos que el famoso Trey, pero para ser sinceros nadie más  en esta mesa me importaba más que ella, la chica que estaba frente a mí y que poco a poco comenzó a evitar mi mirada.

ℱ𝓊ℯ𝓇𝒶 𝒟ℯ ℒ𝓊ℊ𝒶𝓇Where stories live. Discover now