Querubín {Hyunin}

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Trato de ajustar más aquella bufanda que su madre le había dado antes de partir.

El clima era frío, tanto que sentía calar en sus huesos hasta poder fragilisarlos.

No había pensado mucho antes de aceptar la propuesta que la madre mayora le había comentado, ir al pueblo junto al padre a dar la misa patronal; para él, un joven recién entrado a la iglesia pero fuertemente creyente fue la mejor noticia que pudieron darle.

Por lo tanto el frío era mental en ese momento, solo importaba aprender todo lo que podía sobre el padre -ya que se había convertido en su sueño- en verdad aprovecharía aquella oportunidad dada.

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El pueblo era realmente tranquilo, algo sombrío pero entre todos se conocían ahí, lo que lo hacía de cierta forma acogedor, a excepción de una persona. Un joven que se mudo hace un par de años a una de las casas apartadas del centro del pueblo. Aquel joven de blanquecina piel y cabello negro azabache, alto y con una figura delgada y elegante; a palabras de las más jóvenes del pueblo, era como ver a la luna iluminar con fuerza en una noche oscura sin estrellas.

Vivía solo y aparentemente venía por períodos al pueblo. Era un joven educado, siempre tratando de ser amable con quién se le cruzaba, pero nunca entablaba una conversación demasiado larga.

Al parecer se encontraría en la temporada de aniversario del pueblo, naturalmente le llegó la invitación.

Hyunjin no era un fanático de los humanos, pero le gustaba su mundo y saber más de ellos... o no.

La verdad es que a Hyunjin le gustaba jugar mucho, un joven demonio que disfrutaba el tener un cierto poder sobre las cosas que le rodeaban y aprovechar todo lo que había aprendido sobre ellas y usarlas a su favor.

Y definitivamente aprovecharía esta gran oportunidad que se le estaba presentando.

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El padre había decidido llegar un día antes de la misa; era un hombre mayor pero imponente, le gustaba que todo este en perfecto estado antes de empezar las ceremonias como se deben. Jeongin era algo torpe, pero era bueno escuchando y entendiendo las órdenes. Por eso era el favorito de la iglesia.

Les otorgaron un par de habitaciones en el hotel del pueblo y también habían sido invitados aquella noche a la cena junto con el pueblo.

A pesar del frío clima, Jeongin había optado por una camisa blanca abotonada hasta arriba junto a unos pantalones de vestir negros, ya que era lo que siempre los hacían vestir. El sacó le ayudaba a controlar su calor corporal, pero eso no quitaba que aún sentía el aire entrar por la delgada tela.

Saludo cordialmente a todos los invitados a los que era presentado, para posteriormente sentarse al lado del padre, lugar donde se le fue asignado. Habló un poco con la esposa del alcalde a su lado, sonriendo y riendo educadamente.

"Ay hijo, eres un encanto" las suaves mejillas tomaron un lindo tono rosado ante el dulce halago. Trató de seguir la conversación hasta que la sensación de alguien mirándolo se instaló en él. Aún tratando de prestar atención a lo que la mujer le decía busco con su mirar quién lo observaba.

Lo encontró

Unos ojos oscuros estaban posados en él, incluso a pesar de que lo había pillado mirándole, el joven de elegante vestimenta no desviaba la mirada, incluso sonreía con arrogancia y gracia.

Ambos se encontraron mirándose mutuamente un tiempo hasta que Jeongin fue llamado por el padre para el rezo a los alimentos.

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Querubín {Hyunin}Where stories live. Discover now