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Khloe recordaba perfectamente la sensación de despertar en un hospital.
No creía que jamás fuera a olvidar la forma en que se sintió cuando despertó en aquella habitación, con 12 años y teniendo cables por todo el cuerpo que la conectaban a diferentes máquinas que la mantenían con vida. Estaba segura de que ese había sido el peor día de su vida ─sin contar el día del incendio─.
Las imágenes del fuego, de su familia muriendo a su alrededor llegaron a ella duramente. Y ahí, con la pronta edad de 12 años, fue la primera vez que deseó morir.
Desde la primera vez que dejó el hospital, luego de todos los tratamientos, las cirugías y los controles, Khloe empezó a odiar los hospitales. Le traían recuerdos de los peores momentos de su vida.
Fue por eso que, al despertar en una camilla de hospital otra vez, sintió que se estaba ahogando.
No estaba segura de como había llegado ahí. Tenía el vago recuerdo de haber sentido un profundo dolor la noche anterior en la escuela y luego de eso... nada.
Como sea que haya llegado hasta el hospital, se sentía ahogada, incómoda y, en cierta forma, atemorizada.
Su respiración se volvió irregular. Sus ojos recorrieron la habitación antes de que se estuvieran en su brazo. Tenía una intravenosa que la conectaba a una bolsa de suero, probablemente llena de medicamentos para que despertara. No le importó demasiado y, en un acto desesperado por salir de ese lugar, desconectó la intravenosa.
Justo cuando amagó con levantarse de la camilla, la puerta se abrió. Khloe esperó ver a algún doctor desconocido que seguramente lograría alterarla más, pero en su lugar entró Melissa.
── Algo me dijo que habías despertado ── la mujer le sonrió tranquilizadoramente, pero se acercó enseguida cuando notó que Khloe se estaba levantando ── Oye, no. Tienes que recostarte.
── No quiero estar aquí ── dijo con voz ahogada. Se sentía tan vulnerable dentro de un hospital ── Por favor. No quiero. No quiero.
── Khloe, tranquila ── Melissa la tomó de los hombros suavemente ── Respira. Nada malo va a pasarte. Recuestate.
La rubia realmente quería irse de ahí tan pronto como pudiera, pero no luchó contra Melissa cuando esta comenzó a empujarla con suavidad para hacer que vuelva a acostarse en la camilla.
── Melissa, por favor, no me gusta este lugar.
── Te prometo que no vas a estar aquí mucho tiempo, pero estuviste inconsciente todo un día ── se sintió sorprendida por eso. Asumió que solo habían pasado un par de horas ── Los doctores van a querer revisarte. ¿Cómo te sientes?
De repente, el recuerdo de lo que había ocurrido con Derek la llenó de golpe, y su respiración se atascó en su garganta por un momento.
── Derek... ── susurró para si misma. ¿Él había muerto? ¿Qué había pasado luego de que Scott haya dicho tales mentiras?
