La bendición de la bendición del cielo

Capítulo 14

En las siguientes semanas ocurrieron extraños fenómenos. Cada día Hua DemiEn parecía más grande tanto en tamaño como en edad. Tras un par de semanas, el bebé ya gateaba por el templo y hacía algunos balbuceos. Seguían siendo un bebé regordete y sus padres estaban sorprendidos de que el cuerpo de su hijo hubiera absorbido tanta energía.

A la par, Hua Cheng comenzó a crecer. Poco a poco se convirtió en un chico de 14 años que le recordó su época en el campo de batalla. El bebé nunca lo desconoció a pesar de los cambios. Siempre lo miraba atento, como si entendiera que debía tenerle respeto. Y en cuanto Xie Lian lo tomaba en sus brazos se reía y pedía mimos.

Rouye y E-Ming montaban guardia cuando el bebé dormía. Rouye se enroscaba cerca como si fuera un lazo adornando la cuna. E-Ming no tenía permitido acercarse tanto porque Hua Cheng temía que hiriera al bebé, pero se mantenía vigilando desde una esquina.

El templo también se había llenado de ofrendas, los creyentes estaban más que fascinados con la idea de que su alteza y el rey fantasma tuvieran un hijo, ahora Xie Lian era más visto como un auténtico dios de la fertilidad, los esposos le rezaban para que bendijera los vientres de sus esposas.

- El dios de la fertilidad, no es un mal título para Gege - dice Hua Cheng encogiéndose de hombros.

- Es algo vergonzoso San Lang, pero si eso sigue difundiéndose será imposible que dejen de creerlo.

- Gege ¿está preocupado? Aunque entiendo que Gege no quiera tener más hijos, debió ser muy extenuante. También estaba preocupado por ti, no sabría cómo resultaría todo esto.

- No es que no quiera más hijos de San Lang, es solo que quizás deberíamos esperar antes de intentar tener otro, y buscar una manera de que no sea tan peligroso y tengas que sacrificar tanta energía.

- Lo haría por Gege, pero tampoco te dejaría solo con nuestro hijo - dice Hua Cheng toma do su mano.

El ambiente estaba muy romántico entre ambos, Xie Lian pensó que podría dejarse llevar y besar a esta versión joven de San Lang, pero la puerta del templo se abrió, esta vez no era un creyente sino Feng Xin que parecía preocupado.

Llevaba a cuestas un bulto enorme.

Hua Cheng volteó los ojos.

—Vete de aquí, no tenemos tiempo para tus problemas —dijo San Lang con una voz infantil y fría.

Sólo quería disfrutar de su esposo y de su hijo, pero siempre aparecía alguien buscando la ayuda de su gege.

—Su alteza, ayude a Mu Qing, por favor —dijo angustiado ignorando al niño, ni siquiera tuvo intención de burlarse por su aspecto.

Su rostro reflejaba desesperación y sorpresa. Xie Lian se acercó a saludar y a regañar un poco a su esposo, pero de inmediato notó que el bulto era Mu Qing aferrado al cuello de Feng Xin.

—El bebé está creciendo.

—Eso es normal —dijo Xie Lian haciéndolos pasar.

Feng Xing bajó a Mu Qing delicadamente, el otro tenía puesta una capa y se esforzaba por cubrir su rostro. Feng Xin intentó apartar la capa para mostrar el vientre de Mu Qing, pero él le dio un golpe en la mano.

—¡Te dije que no quería venir aquí! —reclamó

—¡Su alteza es el único que ha pasado por esto! —dijo Feng Xin.

San Lang los chitó, hacían demasiado ruido y su bebé comenzaba a soltar pequeños quejidos.

—Yo... yo lo haré, no me toques —dijo Mu Qing levantando la mirada hacia Xie Lian.