33

689 79 4
                                    

Capítulo treinta y tres

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo treinta y tres

—Todavía no tenemos el nombre —Murmuró Sara, acomodándose contra mi cuerpo—

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Todavía no tenemos el nombre —Murmuró Sara, acomodándose contra mi cuerpo—. Va a nacer y no vamos a saber con qué nombre anotarla.

Acaricié su vientre y tomé el control que estaba sobre mi mesa de luz para bajarle el volumen a la televisión. Habíamos regresado de Estados Unidos ayer por la noche, Emma tenía que retomar sus clases en Río y mi amigo y su esposa tenían una rutina armada que nosotros habíamos interrumpido por una semana.

La idea inicial de quedarnos solo por un par de noches se vio rápidamente sustituida por la emoción de mi esposa y Antonela Roccuzzo, quienes organizaron planes para toda una semana sin tener en cuenta la reserva del hotel y el avanzado estado de gravidez de Sara.

Claro que para ella estar allá había sido como respirar una bocanada de aire fresco. Brasil le gustaba, pero nuestra casa en Mangaratiba estaba alejada de todo, era de difícil acceso y no había mujeres de su edad cerca con las que pudiera hacer buenas ligas. Sara había hecho un esfuerzo dejando su vida en París para acompañarme a empezar de cero desde acá, pero se notaba que le estaba costando demasiado.

Por eso ni Leo ni yo nos quejamos cuando ellas propusieron que nos quedáramos durante una semana para aprovechar el tiempo juntos. No veíamos a mis amigos desde que Sara estuvo internada y parecía increíble, pero habían pasado casi dos meses desde ese momento.

—Creo que cuando veamos su rostro por primera vez se nos va a venir algún nombre a la cabeza —Dije, apoyándome sobre mi lado izquierdo para poder mirarla mejor—. Pero quiero que sean dos, así como tiene Davi.

—Me parece bien —Asintió, estando de acuerdo con mi pedido—. Ya quiero conocerla, no aguanto más la espera.

—Yo tampoco, parece que lleva ahí dentro una eternidad.

Mi mano cubría buena parte de su vientre, no podía dejar de acariciar cada centímetro de piel expuesta, intentando hacerme a la idea de cómo sería cuando en vez de la panza de mi esposa pudiese acariciar la mejilla de nuestra hija. Me sentía dividido entre la felicidad de estar esperando a mi primera hija mujer y la ansiedad de saber que estábamos a tan poco de la fecha estipulada para el parto.

𝗙𝗮𝗺𝗲 𝟮 |𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿Where stories live. Discover now