44 { Sirio } ♡

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Izan Harrison.

Era el más feliz por dentro porque Mi Lia había tomado mi mano genuinamente. 

La terminé de guiar hacía el carro y conduje sin ninguna pregunta de su parte.

La playa era de mis lugares favoritos, y si quería que ella se sintiera segura conmigo iba comenzar por ahí, por dejar que conociera mis miedos y mis alegrías… porque yo ya conocía todo de ella.

Estacioné el carro, me quité los zapatos, sino estos se iban a llenar de arena y ella hizo lo mismo que yo.

Seguía sin decir ninguna palabra.

—Vamos…— tomó mi mano que le ofrecí.

Y juntos, agarrados de la mano nos adentramos a la playa.

Desde aquí pude ver la mesa y todo lo que había pedido para una cena con ella. 







♤~♤~♤~♤

Dalia Miller.

Izan se sentó frente a mí.

Estaba tan nerviosa que nada salía de mí.

Él tomó su móvil y en menos de cinco minutos había una persona con nosotros, sirviéndonos la cena.

Volteé mi vista hasta el cielo, estaba lleno de estrellas pero solo una llamó mi atención, la que Izan me había dedicado hace dos años.

Cuando miré que era la cena, solo sonreí. Era mi comida favorita.

—¿Cómo es que?— me quedé a medias.

—Lo sé todo de ti, ahora solo quiero que tu sepas de mí… y si algo cambió de ti durante este tiempo que te tuve lejos… solo quiero que me lo digas.

Volteó a mirar al chico y le sonrió, segundos después volvimos a quedarnos solos.

—La playa es de mis lugares favoritos…

—Lo sé…

Él me miró con una sonrisa confundida.

Si era momento de confesiones pues era mi turno.

—Te vi debutar y desde ahí yo— estaba ansiando que lo dijera pero no lo sé, no pude— Luego de que tuvieras el accidente decidí aplicar una beca hasta aquí. La primera vez no me aceptaron y la segunda vez las cuatro aplicamos y fuimos aceptadas… para cuando llegamos aquí nos dimos cuenta que el café de tu hermano estaba cerca y mis amigas son adictas al café, yo solo tomaba cuando estaba de antojo pero cuando me ofrecían mi café preferido lo tomaba sí o sí porque es el que me encanta y tu lo has mandado últimamente.

Dejó de comer para solo poner atención a mí y eso me mataba, me mataba que una persona se interesara tanto en mí.

—Entonces Iv y Dem empezaron a conocerse y una noche ella me dijo que tu hermano me espera en el café al otro día, yo llegué un poco antes… cuando vi que tú venías ahí, todos mis sueños se hicieron realidad; mis piernas anunciaban que iban a fallarme en cualquier momento por lo nerviosa que estaba.

Tome un segundo para respirar.

—Pero de la nada, sin que yo te hiciera algo, tú fuiste un mal educando conmigo, sin embargo seguí insistiendo por meses hasta que me ilusioné, creí que tu y yo podíamos tener algo pero me equivoque… porque tu y yo no estamos destinados…

Mi pecho se apretó luego de haber dicho eso y ver que la expresión de su rostro se volviera seria y con una voz algo ronca y profunda habló.

—Cuando tenía 15 conocí a una chica que creí haber amado y que ella sentía lo mismo que yo pero no,  anduvo con mi hermano y conmigo a la vez. Hizo que nuestra relación de hermanos se deteriorara por años… hasta que el Gonzma se fijó en él aquel chiquillo que tenía magia en los pies y sus padres no podían viajar con él porque tenían sus asuntos e hicieron que su hermano mayor lo acompañara. Cuando llegué aquí con 17 conocí a Olaya, una chica que de verdad me amo y yo solo estuve con ella para no estar “solo”— recalcó la palabra— Ella hizo que la relación con mi hermano volviera a ser demasiado mejor a la que ya teníamos, y eso siempre se lo voy a agradecer…

ℱ𝓊ℯ𝓇𝒶 𝒟ℯ ℒ𝓊ℊ𝒶𝓇Where stories live. Discover now