𝟏. 𝐄𝐥 𝐟𝐮𝐧𝐞𝐫𝐚𝐥

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En la penumbra de un pequeño salón, sumido en la oscuridad temprana de un día nublado tras el funeral del rey Viserys, una joven figura entró con gracia, su vestimenta negra acorde con el luto que envolvía a los presentes. La atmósfera estaba teñida de solemnidad, reflejada en los rostros grises de los asistentes, destacando especialmente en la reina viuda, cuyos ojos se perdían en la melancolía.

El aroma a leño quemado flotaba en el aire, emanando de la chimenea que crepitaba con suavidad, disipando el frío que se había instalado en el salón. La luz titilante de las llamas proyectaba sombras danzantes sobre las paredes, como siluetas fugaces de los recuerdos que persistían en la memoria de aquellos reunidos.

Sirvientas circulaban discretamente, ofreciendo vino tinto y bocadillos en un intento por calmar el hambre que se despierta tras las lágrimas y los suspiros compartidos. El tintineo de las copas y el murmullo de conversaciones susurradas rompían la quietud, como un eco respetuoso que reverberaba en las paredes.

En el centro de la reunión, la princesa Rhaenyra Targaryen, envuelta en la elegancia de su luto, era una figura rodeada de súbditos. Su porte, mezcla de fuerza y vulnerabilidad, destacaba en medio de la penumbra. Los ojos de la mujer reflejaban no solo la pérdida del rey Viserys, su padre. Sino también la carga de un su próximo destino que reposaba sobre sus hombros.

En el ambiente cargado de luto y formalidades, una voz gruesa y masculina resonó tras la muchacha de ojos claros y cabellos castaños.

—Dos horas después del funeral del rey y todos desean el favor de la próxima reina.

Sin inmutarse por la repentina presencia, la joven asintió, manteniendo la mirada fija. La voz masculina continuó.

—No pasará mucho tiempo antes de que tomes su lugar y te encuentres rodeada-Con una sonrisa ligera, la muchacha se dio media vuelta.

—¿Por qué no vas allá y la salvas de esos hombres aburridos? Mi madre necesita descansar y sin duda le hará dichosa tu compañía, querido padre—pronunció con un toque de sarcasmo, enarcando una ceja.

Harwin Strong respondió con una sonrisa y un guiño cómplice antes de dirigirse hacia donde se encontraba su esposa. La muchacha observó la figura imponente alejarse con una mezcla de orgullo y complicidad.

Decidiendo alejarse por un momento de la solemnidad, Aemma se acercó a la mesa de postres. Cuando estaba a punto de tomar un trozo de su pastel favorito, la competencia por el manjar se hizo evidente. Aegon, con su característica inoportunidad, se adelantó y disfrutó del pedazo deseado.

—Siempre tan inoportuno.Eres como un enorme grano en el trasero—señaló Aemma con los ojos entrecerrados, pero el príncipe, lejos de disculparse, bromeó sobre la situación.

La joven castaña decidió cambiar de mesa para evitar más interacciones con el príncipe, pero su intento fue interrumpido cuando Aegon la atrapó antes de llegar a su destino.

—¿Y si hacemos las paces? Puedo darte algo que te ayudará a sobrellevar esta tediosa multitud.

—¿Qué propones?—dijo Aemma, tomando unas uvas mientras evaluaba la sugerencia del príncipe.

—¿Qué tal un poco de sublime vino para enaltecer esta noche?

Aemma deslizó una sonrisa ladina, un destello de complicidad que se dibujó momentáneamente en sus labios. Aegon le extendió el brazo y, con gesto elegante, Aemma lo aceptó. Juntos abandonaron el salón con la gracia de quienes intentan pasar desapercibidos en medio de la solemnidad. Pronto alcanzaron una de las inmensas escaleras de la fortaleza, apenas iluminada por dispersas antorchas que parpadeaban en la penumbra.

Aegon ocupó el asiento primero, tomando una jarra plateada y una copa. Sirvió el líquido rojizo con destreza y se la ofreció a Aemma con un gesto cortés.

—¿Princesa?

—Príncipe—respondió Aemma, tomando asiento a su lado.

La conversación fluyó entre risas y confidencias, una intimidad que solo dos personas que se conocían de toda la vida podían compartir. La complicidad se tejía entre ellos, ambos sintiendo las mismas presiones de la realeza y compartiendo el alivio de momentos espontáneos como aquel.

—¿Extrañarás a su majestad?-Preguntó la muchacha mientras saboreaba lo dulce del líquido. Aegon soltó un bufido para luego beber de un sorbo el resto de su copa.

—No preguntes idioteces.

Después de unas horas, la jarra de vino se vació, y la armonía de sus risas fue interrumpida por la aparición de Jacaerys en la escena.

—¡Aquí estás!—exclamó Jace—. Nuestra madre te está buscando.

Aemma asintió, riendo, y Aegon la siguió. Jace se acercó y tomó a Aemma del brazo.

—¡Vamos! Todos se irán a descansar, y quiere que estés ahí para despedirlos.

—¿Y Aegon?—preguntó ella, luchando por mantener la serenidad mientras sus ojos brillaban y su melena se liberaba de las restricciones habituales de su peinado.

Jacaerys miró a Aegon, quien yacía en la escalera, los ojos cerrados y un suave ronquido escapando de sus labios.

—Supongo que nos alcanzará más adelante—Respondió empujándola por el corredor.

Jacaerys tomó a Aemma del brazo, quien, influenciada por el deseo de diversión, se dejó llevar. La ocasión, sin embargo, no era la más apropiada. Entraron juntos del brazo, pero la alegría de Aemma se desvaneció al encontrarse con un silencio sepulcral. Su mirada se centró en ellos.

La muchacha se acercó a sus padres y hermanos, tomando lugar entre su madre y su padre. Sus ojos, antes chispeantes de diversión, ahora se dirigieron hacia el suelo. La madre comenzó un discurso de agradecimiento, pero la entrada repentina de una figura enigmática interrumpió la solemnidad. Un hombre de cabellos plateados y ojos expresivos, ataviado con elegancia, avanzaba con confianza, sosteniendo su espada.

El aura enigmática del hombre de cabellos plateados envolvió a Aemma en una especie de fascinación silenciosa. Sus ojos seguían cada paso que daba hasta que, finalmente, el misterioso recién llegado se presentó ante su madre y la reina viuda. La muchacha, en la penumbra de la sala, estaba desprovista de pistas sobre la identidad de este personaje intrigante. Sus suposiciones quedaron en suspenso, suspendidas en el aire, hasta que la respuesta emergió de los labios de su madre con un susurro que resonó como un eco en el recinto.

—Daemon...

***
¡Primer capítulo! Déjenme un comentario porfis, eso me anima mucho a escribir<3

¡El segundo capítulo será pronto!

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⏰ Last updated: Dec 27, 2023 ⏰

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Carmen | 𝐃𝐚𝐞𝐦𝐨𝐧 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧Where stories live. Discover now