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Yeonjun no supo en qué momento su mente se desconectó del resto del mundo. Por un momento su mirada se perdió y su cabeza comenzó a doler aún más, sintiéndose aturdido y como todo se volvía oscuro de un momento a otro.

Se sentía aturdido, como si comenzará a desvanecerse o se hubiese sentido perdido de sí mismo.

No entendía porque se sentía así y quizás lo correcto sería emocionarse por lo que estaba escuchando pero no podía sentirse así. Saber que todo lo que le pertenecía, sus características físicas, sus ojos brillosos que tanto amaba e incluso los lunares en su rostro eran de alguien más y él solo era un reflejo insuficiente de ello.

Todo lo que alguna vez creyó que lo hizo ser alguien, ya no le pertenecía. Incluso su propio amor se sentía falso y temía que el amor de Soobin también dejará de corresponderle.

Así que, ¿quién era realmente? No se sentía parte de sí mismo, ya no se sentía existente.

—Yeonjun —escuchó que alguien llamaba su nombre.

¿Yeonjun? ¿Ese era su nombre? Porque ahora sentía como si ni siquiera su propio nombre le perteneciera.

—Yeonjun —lo llamaron nuevamente pero Yeonjun simplemente no podía atender a ese llamado, esa voz sonaba como un eco muy en el fondo de un rincón. Yeonjun solo podía divagar en la oscuridad que hubo cuando sus ojos se cerraron debido a lo abrumado que se sentía—. Junnie —llamaron una vez más con un tono suave que rápidamente reconoció, forzandose a sí mismo a abrir sus ojos.

Un fuerte brillo cegó su vista un momento cuando los abrió de la nada. Pero apenas pudo comenzar a recobrar un poco de conciencia e incorporarse, lo primero que miro fueron los ojos de Soobin, estaban llenos de preocupación y algo asustados pero aún manteniendo esa mirada llena de amor. Esa mirada que sabía que ya no le pertenecía.

Un pequeño suspiro se escapó de los labios de Soobin cuando vio a Yeonjun abrir sus ojos poco a poco, aligerando todos sus sentidos de alerta cuando Yeonjun pareció haberse desmayado en sus brazos.

—Realmente su amor no ha cambiado en nada —murmuró Yoona, más como un comentario para ella misma aunque fue lo suficientemente audible para llegar hasta Yeonjun y Soobin.

Pero Yeonjun prefirió ignorar eso o sabía que podía desmayarse de nuevo por volver a pensar tanto, dejó descansar su cabeza sobre el hombro de Soobin pesada por miles de pensamientos.

Soobin subió una de sus manos para sostener mejor la cabeza de Yeonjun, despejando los mechones de cabello lejos de su rostro. En su momento eso pudo haber calmado a Yeonjun pero ahora el toque de Soobin se sentía tan ajeno a él, tan diferente y extraño.

Se supone que aún quedaba un día más para disfrutar en Jeju pero después de que salieron de aquella casa y llegaron al lugar donde se hospedaban inicialmente, Soobin comenzó a hacer su equipaje y agendar un vuelo para regresar a Seúl esa misma tarde. En sus propias palabras, Yeonjun no se veía en condiciones de poder estar ahí, necesitaba regresar a casa y que sus conocidos cercanos lo ayudarán mucho mejor a salir un poco de su estado atónito.

Yeonjun se sintió un poco mal pensado que había arruinado su viaje pero no pudo decir nada al respecto, su mente aún no terminaba por analizar toda la situación que solo se sentó en el sofá de la sala principal, abrigándose con uno de los suéters de Soobin.

No lograba comprender cómo es que Soobin podía verse tan bien. Estaba claro que podía notar un poco de preocupación y estrés en su rostro pero sabía que todo esto se debía más por el estado en el que se encontraba Yeonjun y no tanto por la revelación tan fuerte que tuvieron unos minutos atrás.

Jazz Bar | Yeonbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora