capitulo 5

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Elizabeth pensó en todo lo que ocurrió en todos estos años, desde que se casaron hasta el momento actual. Aún con una sonrisa en su rostro, se volteo y miro a su pequeño hijo, quien estaba riendo al ver cómo su madre cantaba.

Flashback de Elizabeth (P.O.V):

La playa era increíble, sentía el agua helada y la arena caliente. Mire a mí esposo jugando con nuestro hijo en la arena al lado de donde yo estaba sentada, y con una feliz y enorme sonrisa dije -¡Más les vale no mancharme con arena, o si no juro que los tiro al agua!-.
Los dos se rieron, sobretodo mí hijo, verlo reír hizo que mí corazón se derritiera de ternura. Me sentía muy feliz y contenta, disfrutaba estar con mí familia. Mí bikini poco o nada me cubre la vagina y el culo, además de las tetas, pero se que a mí marido le encanta verme así, sobre todo cuando me doy vuelta.

-¿Quieres ir al agua, amor?- me preguntó el, mientras le hacía upa a nuestro hijo.

-solo si me prometes que no me vas a tirar o salpicar, idiota-respondi yo, dándome cuenta de cómo el me miraba las tetas.

-Uhm..- el no dijo nada por un momento, y supe que se había quedado imaginando alguna escena sexual cuando me vio las tetas.

-hey, idiota! ¿¡Puedes dejar de mirarme las teta- antes de que yo terminará de gritar, el me callo con un amoroso beso que me hizo sonrojar y soltar un pequeño gemido dentro del beso. Lo mire, y me levanté rápidamente de la silleta antes de cruzarme de brazos y mirar hacia otro lado.

Todos los hombres me miraban, observaban con lujuria como mis pechos rebotaban y como mi enorme culo se movía de lado a lado cuando caminaba. Pero no me importo, lo único que me interesaba era pasarla bien con mí esposo y mí hijo.

La idea de acostarme con otro hombre o darle un beso a alguien que no fuera mí esposo me generó asco, no soporto cuando alguien me mira de esa manera. Pero cuando T/N me mira de la misma forma en la que los demás hombres me miran en este momento, en vez de darme asco me genera un extraño calor por todo el cuerpo. Volví en mí cuando mí esposo tocó mí hombro, mirándome a los ojos con una feliz sonrisa.

-¿Estás bien, amor?- dijo el, sus palabras fueron tranquilizadoras para mí, al igual que su voz.

-si, estoy bien.. solo estoy pensando.- respondí yo fingiendo desinterés, aunque creo que el se da cuenta cuando oculto que estoy feliz.

El estaba por decirme algo, pero mí pequeño angelito comenzó a decir algo.

-Papi..tengo sed..- Sebastián hablo con una voz tan suave y tierna que me hizo sonreír, inmediatamente comenzé a buscar por toda nuestra carpa de playa intentando recuperar su biberón con leche, ya que el todavía a pesar de hablar y tener 4 años sigue tomando leche. Cuando finalmente lo encontré, se lo di a Sebastián para que su sed se desapareciera.

-Jeje, ¿Ves que tengo razón cuando digo que si te preocupas por el?- dijo mí esposo sonriendome de manera burlona.

-¡Cállate! Yo.. yo solo quiero que no tenga sed, ¿Okay?- mí voz era nerviosa, en el fondo se que mí esposo tiene razón en eso.

-Y eso es preocuparse, tontita.-

-¡No! ¡No lo es! ¡Cállate antes de que golpeé!-

-yo se que nunca me lastimarias-

-*suspiro* tienes razón, nunca me atrevería a ponerte un dedo encima con malas intenciones...-mire hacia abajo, avergonzada por lo que acabo de decir. Jamás lo dañaría.

Una esposa un poco extrañaWhere stories live. Discover now