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Si tuvieras la fuerza de voluntad, podrías convertir la enfermedad de Hanahaki a pesar de ser una lamentable tragedia en una leve molestia con la que podrías vivir día a día, como las alergias.

El truco era: evitar el estímulo. Eso, o la micro dosis intermitentemente hasta que desarrolles una tolerancia más fuerte. Pero Alhaitham empleó la primera técnica durante años y, con el tiempo, la tos seca se convirtió en algo irritable pero tolerable y los pétalos de flores que intentaban brotar de su boca comenzaron a sentirse más como una hierba perdida atrapada en el fondo de su garganta..

Pero claro, todo se fue a la mierda cuando Kaveh se mudó aquí.

Después de eso, Alhaitham intentó seguir la última técnica: tomar a Kaveh en pequeñas dosis en lugar de todo de una vez para que no muriera ahogado. Pero era difícil tomar a alguien con moderación cuando vivías con él.

Y así fue como Kaveh encontró a Alhaitham: a medianoche. Sobre sus codos. Encorvado sobre el lavabo del baño como un camarón mientras sus pulmones intentaban salir de su pecho. Había flores por todas partes: los pétalos rojos estaban esparcidos como sangre por el fregadero. Tallos, raíces, las vibrantes y caídas cabezas de las flores de luto como un ramo destruido. Le dolía el pecho y sentía la garganta en carne viva, pero lo único en lo que podía pensar era en cuánto dolor sería limpiarse.

La puerta se abrió de golpe.

──Alhaitham...

Lo escuchó débilmente en la parte posterior de su cabeza. Parpadeó una vez, adormecido, antes de levantar la cabeza y encontrar a Kaveh mirándolo. Podía sentir el corte en la comisura de su boca picando, la sal de sus lágrimas involuntarias goteando hacia abajo.

──Oh. ──La expresión de Kaveh se hizo añicos. Miró el fregadero y luego volvió a mirar el rostro de Alhaitham. ──¿Qué... Qué es esto? Estás...?

Ah, así fue como Kaveh se entero.

A decir verdad, Alhaitham deseó que la revelación no hubiera sido tan complicada: a medianoche, tosiendo como si estuviera tratando de expulsar sus pulmones por su boca, Kaveh irrumpió en él, no en sus términos. Lo ideal sería que Alhaitham nunca hubiera querido que Kaveh supiera nada. Pero las flores hicieron su lecho y empujaron a Alhaitham sobre él, así que se secó la boca, levantó la cabeza y miró a Kaveh.

──Estoy bien. Estoy respirando... ──Se atragantó y giró hacia el fregadero antes de toser una sola flor de luto entera, perfectamente intacta desde la cabeza hasta la raíz.

Se quedó mirándola durante un largo momento y pudo sentir la mirada de Kaveh haciendo un agujero en el fregadero donde yacía la flor.

Arcontes, pensó Alhaitham.

──Tú... ──Kaveh se aclaró la garganta. ──¿Eso es...?

──Sí, es una flor de luto. ──Dijo Alhaitham. ──Una observación muy astuta

Kaveh farfulló. ──Has estado tosiendo flores.

──Lo sé.

Hubo un momento de silencio. "Tú también..."

──Sí, sí, tengo la enfermedad de Hanahaki. O sufrir sería el verbo más apropiado. ──Alhaitham se agarró a los bordes del fregadero y miró fijamente el desorden que tenía delante durante un largo momento antes de enderezarse. Dudó sólo por un segundo antes de comenzar a arrancar las flores de los mostradores, pellizcando los tallos húmedos entre sus dedos. ──Sé lo aguda que es tu mente, Kaveh. Solo habla cuando descubras algo para que puedas ahorrarnos tiempo a ambos con tu tartamudez.

𝑯𝒂𝒏𝒂𝒉𝒂𝒌𝒊 [𝐇𝐚𝐢𝐊𝐚𝐯𝐞𝐡]Where stories live. Discover now