15| "Así de perfecto."

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Maratón 2/2.

Él se volteó y pude ver una pequeña lágrima asomarse, la cual quitó con el dorso de su mano al instante.

No dije nada, absolutamente nada, solamente caminé rápido hacia él  y me abracé a su cuello. Tuve que ponerme de puntitas para poder llegar bien.

Él, me abrazo por la cintura y apoyó su cabeza en el espacio que hay entre mi clavícula y mi cuello. Estuvimos así, durante unos largos segundos, hasta que apoyamos nuestras frentes unas con otras.

—No quiero hacerte daño, quiero estar contigo—musitó.

—No me dejes sola.

—Nunca.

—Prométemelo—le pedí, con miedo a que esto sea efímero.

—Te lo juro, nunca voy a dejarte––sostuve mi cara con sus manos—. Si te pierdo a ti, me pierdo a mí.

—Estoy cargada de miedos—le dije—. No es fácil para mí sobre pensar cada detalle, en todo momento. No sabes lo jodido que es.

—Tú sobre piensas y yo sobre explico, así de sencillo.

—Así de perfecto—corregí.

Me dio uno de esos besos, que actúan como una curita para el alma. Un beso que me hacía sentir lo que jamás sentiré otra vez.

Nos apartamos y el entreabrió su boca para hablar.

––Trataba de que Alice me dijese más sobre ti, pero solo conseguí que me dijera que tienes una hermana. Muy amable ella, por cierto.

––¡Qué!

Abrí los ojos de par en par y me aparté a una distancia considerable, para poder verlo con claridad.

––¿Qué pasó?––preguntó, inocente y con sus hombros elevados.

––¿Dijiste que mi hermana es amable?––pregunté, para confirmar que yo había escuchado bien.

—Ah, eso, sí. Es muy amable, Vanessa—sonrió, como si lo que dice sea algo muy habitual.

Hasta el nombre...

—Pero... ¿cómo?

Me senté sobre la cama y él dejó caer su espalda sobre el colchón. Paso sus manos por detrás de su nunca, y se le alcanzaba a a ver los músculos del brazo marcados.

—Dar con su número fue sencillo, lo difícil es que me contestará la llamada—reviró los ojos, mientras habla con total tranquilidad.

—¿Pero... tú estás mal de la cabeza? ¿Para qué la llamas?—mascullé..

—Ella fue la que me dijo el tipo de guitarras que te gustaba y fue la que me dio la idea de hacer el picnic en el jardín—sonrió y se encogió de hombros––. Muy simpática, no como tú.

Sigue sonando surrealista esto.

—-La llamada te debió costar una fortuna, además.

Las luces de Venecia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora