Chapter 1.

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¡Hola! Sí, te hablo a ti, personita que está tras la pantalla leyendo esto con el ceño fruncido por la confusión. Lo sé, lo sé, no tenemos la confianza suficiente para tutearnos pero tampoco pediste permiso para inmiscuirte en mi vida y es lo que harás lo que dure el libro o más bien...La imaginación dde la persona que, al igual que tú está tras la pantalla-con la única diferencia de ella mueve los hilos-y decide cuán desgraciada seré.

El día en que mi tortura comenzó todo apuntaba a que no era una gran idea irme de intercambio, mi destino era otro pero mi madre pensó que sería una gran idea nutrir mi expediente académico con un año estudiantil en un pueblo cuyo nombre parecía inventado y cuyos habitantes eran de dudosa existencia, cambiéla Toscana por Silver Falls.

Sí, también puse esa cara.

Como iba diciendo, el vuelo se atrasó, compartí espacio con un señor que estuvo durmiendo todo el camino y para mi suerte, roncaba demasiado, ni sabía si estaba en un avión o escuchando una pieza de ópera en Do mayor.

¿Eso existe? Bueno , no estoy muy segura.

Tras ese fatídico vuelo por fin había llegado, había conseguido juntar todas mis cosas así que decidí dirigirme a la salida, tenía que esperar a que mi familia postiza me recogiera.

—Creo que deb...—renegué varias veces al ver como el móvil se apagaba dejándome sin oportunidad para comunicarme.—¡Glorioso!.—golpeé la maleta.—Auch.—gemí de dolor.

Con dificultad seguí mi camino hasta que di con algunas personas que parecían estar esperando a sus allegados. Mi tripa comenzó a rugir recordándome que no había desayunado porque me negaba a ceder al atraco a mano armada al cual pensaban someterme si caía en la trampa de pedir comida durante el vuelo.

Agarré mi bloc de dibujo y comencé a dibujar, no lo sabíais pero sueño con ser diseñadora de moda, descubrí mi pasión desde muy pequeña, una de las mejores amigas de mamá me llevó a una pasarela en Milán cuando tenía seis años y me quedé enamorada de la forma en que las creaciones pasaban del papel y el grafito a los cuerpos de las personas. Desde entonces he creado muchos diseños, el desván de mi casa era testigo de ello ya que en él almacenó todos los que ya se llenaron.

Mi arte no se limitaba a la ropa, era una persona muy observadora y mis manos contaban vida propia cada vez que mis ojos veían algo que les gustaba. Para cuando quise darme cuenta habían pasado dos horas y media y todavía seguía esperando y restando los minutos de vida que me quedaban antes de morir de inanición.

—Deberían estar aquí, me mandan al pueblo perdido de los pitufos y tienen el descaro de no venir a buscarme...Cazzo!.

Grecco's effect ; mlwtwbWhere stories live. Discover now