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Eran las seis de la mañana y estaba sentado en el sillón de su casa. La noche anterior había bajado por un vaso de agua y no pudo volver a dormir cuando subió a su habitación.

Mientras veía cualquier cosa en su teléfono le llegó un mensaje de Seungmin diciendo que no iría a la escuela. Se rió un poco, burlándose de su amigo por faltar el segundo día.

Después de un rato se aburrió, por lo que, tomando su mochila y abrigo, salió de casa en dirección a la de su amigo.

Al llegar tocó la puerta, la cual fue abierta por un pelirosa demacrado con los ojos rojos y el cabello hecho nudos y, justo detrás, su desastre: el juego que le encantaba acababa de estrenar su quinta temporada y se había quedado despierto para terminarlo, tomando cada bebida energizante que se encontrara a su paso y haciendo sus necesidades en una botella.

Típico.

—Lávate la cara—ordenó el chico—Y vienes conmigo. Ahora—Seungmin renegó—Eso te pasa por irresponsable—le dió un pequeño golpe en la cabeza que casi lo tira al sueño.

—Msasmsndesnd, Su.

—¿Qué? Dios. Ya vete a lavar—tomó al chico del brazo y lo llevó hasta el baño para poderle lavar la cara. Al terminar, lo acompañó a su cama para que descansara, pues en ese estado no podría acompañarlo.

Iba a limpiar la sala patas arriba, pero decidió que una regañada era lo que le faltaba a su amigo, así que sólo desechó la botella de plástico y salió corriendo a la escuela.

Al llegar vió a un chico sentado escribiendo en su libreta. Decidió acercarse a ver qué era lo que estaba haciendo y se sentó a su lado.

—Hola.

El muchacho, al notar una presencia a su lado, se espantó un poco, pero respondió al saludo tímidamente.

Jungsu no era alguien muy social, pero, en ese momento, decidió que acercarse al chico era lo correcto. Se sentía correcto. Y no es cómo que tuviera más amigos que Oh.

Pensó que alguien que no lo abandonara por quedarse despierto jugando un juego y haciendo pipí en una botella era una gran opción de amistad.

Hablaron un rato, intercambiaron números y cada quien se fue a su salón.

[   。。。]

El peor día.

Había sido el primero en llegar la salón, se quedó leyendo, no se dió cuenta que la clase había empezado, el maestro lo regañó frente a sus compañeros y absolutamente todos se rieron de él; no tuvo las carcajadas de Seungmin durante el receso y, para colmo, ya había terminado su libro, así que ya no tenía nada más que hacer.

Ya fuera del infierno, camino a la biblioteca a la que siempre iba con su padre. Al entrar y mostrar su identificación, la bibliotecaria lo reconoció de inmediato, permitiéndole pasar a la esquina en la que se sentaba con su padre.

Era una esquina un poco alejada dónde su padre y él iban, pues a Jungsu nunca le gustaron los ruidos fuertes. Una ola de recuerdos lo invadió y sus ojos se cristalizaron, pero, aún así, fue a sentarse a dónde siempre. Se entristeció un poco al ver que habían cambiado las sillitas coloridas de plástico por unas grandes de madera como las que usaba su padre, pero se sentó cómodamente en una.

Pensó un rato en silencio y luego fue a buscar un libro entre tantos que había. Le llamó la atención uno en específico, pues parecía más un diario que un libro. Confundido, lo tomó y observó.

En letras grabadas en dorado, Goo GunIl adornaba la portada.

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599 palabras
[Créditos a cuttode]

𝗧𝗛𝗘 𝗗𝗜𝗔𝗥𝗬 ⸻𝙶𝚞𝚗𝚂𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora