Capítulo 11

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El terreno plano que era el Campo de Entrenamiento apareció ante los ojos de los chicos. Solo había débiles iluminaciones alrededor de los circuitos.
Ans sabía que debía ir al circuito cinco, ese era en el cual él había caído.
Aparcaron cientos de metros antes y se encaminaron con linternas en las manos. Las chicas iban al frente y los chicos en la parte de atrás.
Caminaban sigilosamente, esperando que alguien no los descubriera. Por lo que sabía, la Residencia del Ejército estaba a cientos de metros delante del Campo de Entrenamiento.
Llegaron al quinto circuito.
Los postes se alzaban con brillo a la luz de la luna. Iban en silencio y se comunicaban con las manos. Lía indicó que parasen.
_Cada uno investigará una parte. Lu y Ern la soga y la pared, Ans, Joanna y yo veremos los postes -planeó Lía y los demás asintieron.
Cada uno se dispersó. Lu y Ernest se fueron hacia la ancha pared y la soga, Ans se fue al primer poste, por el cual había pasado Ernest.
Sin esperarlo, los postes comenzaron a iluminarse con una luz pálida de la cual no encontraban su procedencia.
Pero esto hizo que descubrieran algo.
_Chichos -los llamó Ans al ver las letras en el poste. Todo el grupo se congregó alrededor de Ans. Miraron el poste y se encontraron en que unas letras comenzaban a brillar, pero no sólo en ese poste, si no, en todos los demás.
Las letras se iban iluminando una a una hasta que todas aparecieron. Eran un total de seis en el primero. Ahogaron un grito.
En el poste aparecía un nombre:
LU
El postes tenía grabado el nombre del chico, entonces decidieron inspeccionar los demás y ahí estaban sus nombres. En el segundo el de Ernest, el tercero el de Lía, pero había algo distinto en el poste número cuatro.
El poco brillo que aún irradiaban las letras iluminó un trozo de tela colgante en el poste. Un viento se introdujo en el Campo de Entrenamiento y entonces lo vieron bien.
Ese pedazo de tela significaba algo. Algo que no entendían.
El trozo de Tela era más bien un pedazo rasgado de la playera gris de Andrew.
Pero algo más faltaba.
El trozo rasgado de tela tenía gotas de sangre.
Joanna se sobresaltó y sollozó.
_Oh no -fue lo único que pudo decir y los demás tuvieron que sostenerla antes de que cayera al piso.
Ans analizó el trozo, miró las gotas de sangre: estaban resecas, pero aun no tanto. Era demasiado reciente. Andrew había desaparecido aquel día así que alguien se lo había llevado a la fuerza.
Pero ¿Por qué un trozo de su playera, que era parte de la vestimenta para las Pruebas, apareció en uno de los postes del Campo de Entrenamiento?
No lo entendía y mucho menos lo de sus nombres en los postes. De pronto había brillado y ahora estaban ahí. Algo andaba mal y debían averiguarlo.
Ans cargó a Joanna en sus brazos hasta el auto. Lu y Ernest susurraban sobre el acontecimiento del trozo y Lía miraba a Ans.
_Debemos encontrarlo -le dijo ella en un tono serio.
_Lo haremos, Lía. Lo prometo -tomó la mano de ella y la apretó, ella sonrió en modo de aceptación.
Pero varios pensamientos ocupaban la mente de Ans y no podía estar completamente presente en la Realidad.
Todos esperaban que Andrew estuviera bien, pero en su fuero interno sabían que algo andaba mal.
***
Una pálida luz roja traspasó sus parpados. Fue abriéndolos lentamente para tatar de adaptarse al entorno. En su mente rondaban ideas, pensamientos y preguntas. Pero estaba demasiado confundido.
Levantó su cuerpo de la fría plataforma metálica. Miró a su alrededor y se dio cuenta dónde estaba. Era su hogar, aquella plataforma metálica con una tenue luz roja.
Líder sonrió e iba a ir en busca de sus amigos y tatar de contactar a Ans, pero al voltear se encontró con el Límite. Ahora estaba confinado a un pequeño espacio, demasiado pequeño.
Aquellos jardines y casas que habían logrado construir se habían perdido con la reducción del espacio.
Además estaba solo y eso no le traía demasiadas esperanzas. Al parecer desde la última vez que había estado despierto en su casa muchas cosas habían cambiado. Sus amigos se habían marchado, el Límite se había recorrido y un dolor muscular invadía su cuerpo.
De pronto se sintió demasiado débil, las fuerzas del cuerpo se l mermaron por completo y cayó en el frío metal de la plataforma.
Comenzó a toser y dado esto escupió sangre.
¿Que me pasa?
Trató de levantarse y al hacerlo sus piernas no respondieron. Envió un mensaje a Ans.
_¡Ans! -gritó en la inmensidad de la altura de la plataforma, pero su grito se fue perdiendo en el eco hasta desaparecer y para quedarse nuevamente solo.
Estaba solo, confinado a un pequeño espacio, demasiado reducido a decir verdad, y no podía hablar con Ans.
Descubrió que podía llorar y lo hizo como nunca lo había hecho.
Lloró al verse solo y confinado.
***
El auto circulaba a baja velocidad, no querían que los descubrieran.
Lía conducía, todos iban en silencio, nadie quería romper el silencio con estupideces.
Pero fue Ans el primero que lo hizo:
_Necesitamos encontrarlo, esto es claramente un indicio de que algo malo le pasó y si Andrew estuviera en nuestro lugar haría lo mismo. Debemos encontrarlo y saber quién se lo llevó.
Los chicos siguieron callados.
_Vamos -insistió Ans ante el recelo de sus amigos.
_Te apoyo -dijo Joanna. La miró. La chica estaba triste, Andrew era su mejor amigo y verlo perdido significaba un dolor inmenso para ella. Eso es lo que pasa cuando se pierde a una persona que se quiere, el dolor no se puede fingir, no se puede decir que no existe; está ahí, latente y brotando.
Los demás comenzaron a asentir, las farolas de La Colonia se aproximaban a un par de kilómetros de ellos. El resto del camino fueron en silencio hasta que dejaron a cada uno en su Casa.
Al final solo quedaron Lía, Joanna y Ans y ahora se dirigían a la casa de Joanna.
Al salir del auto, Ans acompañó a Joanna hasta la puerta, vivían cerca, a tan solo cinco minutos, y después le tendió el trozo de tela.
_Creo que debes tenerlo -le dijo a la chica y ella negó.
_No soy la indicada -afirmó.
_Claro que sí, Andrew es tu mejor amigo y creo que debes tener esto para sentirlo de cerca -Ans le tendió nuevamente el trozo de tela gris con las manchas de sangre.
Joanna extendió las manos y ambos tocaron la tela por unos segundos.
***
No entendía porque estaba ahí, pero lo estaba. Le dolía la cabeza y parte del cuerpo. Un hilillo de sangre reseca bajaba desde su cien hasta su camiseta gris.
Parte de su camiseta estaba rasgada, sus pantalones estaban sucios por completo y también rasgados.
Se levantó y se vio confinado en un espacio donde solo veía a sus reflejos. El cabello castaño cobrizo le caía por la frente, las pecas que tenía resaltaban gracias a la luz blanca del lugar.
Caminó por su celda, o eso creía que era. Nuevamente se sintió mal, el dolor se intensificó de una sobremanera y se quedó quieto hasta que el dolor lo hizo doblarse y tirarse en el piso.
Andrew estaba atrapado en una celda de espejos, su ropa estaba rasgada, le dolía todo el cuerpo y lo que no sabía es que sus secuestradores no eran para nada buenos.
La sangre volvió a brotar de la herida y de tanto dolor lo único que pudo hacer fue quedarse dormido.
***
Ambos soltaron la tela de manera rápida, aquella visión de Andrew atrapado y herido no les confería nuevas esperanzas. Estaba golpeado, la sangre le resbalaba por la cabeza y para ellos no era nada bueno.
_No puedo quedarme con algo que me recuerda que Andrew está atrapado y está herido - dijo Joanna con lágrimas en los ojos y sin esperar entró en su casa dejando a Ans en la puerta.
Él chico levantó el trozo de tela y lo miró ¿Cómo había podido haber visto eso? ¿Qué les quería decir aquel trozo rasgado de tela?
_¡Ans! -gritó Lía desde el auto y accionó el claxon, él salió de su ensimismamiento y fue al auto donde lo abordó al lado de su mejor amiga.
_Sé que deseas encontrar a Andrew, pero no podemos hacer nada más que los Investigadores. Ellos tienen los medios y si los Líderes se dan cuenta de que estamos buscando a Andrew a sus espaldas nos pueden castigar. Somos Elites, Ans y debemos de usar eso a nuestro favor -le dijo su amiga y le apretó la mano.
Y él sabía que Lía tenía razón, ser un Elite te daba ciertos privilegios en La Colonia, ellos debían usarlo, pero ¿De qué manera?
_Claro que los utilizaremos -le dijo y la miró de manera detenida, el cabello cobrizo le caía por la cara, Ans le pasó un mechón de éste por detrás de la oreja. Ella sonrió tímidamente, al igual que él. Estaban frente a la casa de Ans.
La luz de las farolas los iluminaba y hacía resplandecer sus rostros. Se fueron acercando lentamente el uno al otro.
Ambos lo querían. Y así fue. Habían estado juntos desde pequeños, siempre uno al lado del otro, siempre cada uno en la muerte de sus abuelos, en la muerte de un pariente, en los momentos difíciles del otro y a base de los años se creó un amor mutuo.
Ahora se estaban besando lentamente, cada uno era nuevo en el asunto así que estaban inseguros, pero el uno al otro se daban seguridad para seguir.
Se separaron.
_Lía -tenían las frentes juntas, sus narices chocaban.
_Te quiero -susurró la chica.
_Te quiero -respondió el chico.
Ans salió del auto y se dirigió a su casa. Antes de entrar volvió la mirada hacia Lía. Levantó la mano en forma de despedida y entró en la casa.
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Muy bien gracias por leer! Son Geniales!
Nos leemos pronto.
-Pablo V.

Fragmentos de Reflejos (Reflejos y Espejos #1)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن