Adiós,mi amor

Era una noche fría y lluviosa en la ciudad de Buenos Aires. Dos chicos, Lucas y Mateo, se abrazaban bajo un paraguas, tratando de aprovechar sus últimos momentos juntos. Se
habían conocido hace un año en la universidad, y desde entonces se habían enamorado perdidamente. Pero el destino les tenía preparada una cruel sorpresa: Mateo tenía que irse al otro lado del mundo, a Australia, por una beca de estudios que no podía rechazar. Lucas no podía acompañarlo, pues tenía que cuidar de su madre enferma. Ambos sabían que su relación no sobreviviría a la distancia, y que esa noche sería la última vez que se verían.

- Te voy a extrañar tanto, mi amor -dijo Lucas, besando a Mateo en la frente.
- Yo también, mi vida -respondió Mateo, acariciando el cabello de Lucas.
- ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué no podemos estar juntos? -preguntó Lucas, con lágrimas en los ojos.
- No lo sé, mi cielo. La vida es injusta a veces. Pero nunca te olvidaré, te lo prometo -dijo Mateo, mirando a Lucas con ternura.
- ¿Me lo prometes? -repitió Lucas, aferrándose a Mateo.
- Te lo prometo -confirmó Mateo, abrazando a Lucas con fuerza.

El reloj marcaba las once y media. Era hora de irse. Mateo cogió su maleta y su pasaporte, y se dirigió al taxi que lo esperaba. Lucas lo siguió, sin soltar su mano. Llegaron al vehículo, y Mateo le dio al conductor la dirección del aeropuerto. Se volvió hacia Lucas, y le dio un último beso, largo y apasionado. Luego, se subió al taxi, y le dijo al conductor que arrancara. Lucas se quedó en la acera, viendo cómo el taxi se alejaba, llevándose a su amor. Mateo le hizo un gesto de despedida con la mano, y le sonrió. Lucas le devolvió la sonrisa, aunque su corazón se rompía en mil pedazos. El taxi se perdió en la oscuridad, y Lucas se quedó solo, bajo la lluvia, sin paraguas.

Fin.