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—¡Abres tú o abro yo, y créeme que no quieres que yo la abra!

Seungmin estaba que le botaba la puerta a su primo.

Llevaba encerrado ahí casi cinco horas, y sabía que algo andaba mal, pues era ya costumbre de que cuando llegaba a casa, Jisung siempre estaba para recibirlo, o en su cuarto, pero no a puerta cerrada y enllavada, por lo que supuso que algo terrible tuvo que haberle sucedido, ya que dentro no se escuchaba nada.

Guardaba una copia de la llave del cuarto del menor, pero para su suerte, no la encontraba y había olvidado dónde la pondría.

Muy mal, Seungmin, tu primo de seguro está muerto y tú no te has dado cuenta. Pensó.

Sung por su lado, estuvo soltando todo aquello que había estado acumulando desde que aquella primera interacción con la novia de su mejor amigo.

Se repetía una y mil veces que desearía ser ella para poder tener lo que amaba.

Minho, claramente, él era su todo y sentía que estaba perdiéndolo poco a poco.

Aunque podía llegar a ser exagerado, pues Minho seguía estando para él, sólo que un poco más distantes ya que, bueno, ella.

Se había tumbado junto a su cama mientras sus brazos abrazaban sus piernas.

La canción había dejado de sonar desde que entró a su casa, por lo que sólo podía escuchar sus sollozos.

Y lloraba, Iloraba como si no hubiese un mañana.

Se sentía tan dolido, tan mal, pero también se sentía mal consigo mismo por estar llorando porque su mejor amigo tuviera pareja, y a pesar que le dolía —porque lo quería un mundo y pensaba que lo perdería-, tenía que apoyarlo.

Y eso era justamente lo que no estaba haciendo.

—¡Por fin abrí la maldita puertal— Seungmin entró básicamente luego de que encontrase la llave y corriera a ver si Sung estaba vivo. —¡Tanto te costab-! Oh, mierda, Sunggie, no.

La rabia que le consumía porque Jisung se estuviera adentro sin dar señales de vida, se le bajó y se suavizó.

Todo con ver su primito alzar la cabeza con los ojos y la nariz roja, con lágrimas aún brotando por sus mejillas, pareciendo no querer parar.

—Qui-Quiero estar sólo— pidió Jisung, entre hipidos.

Deseaba estar encerrado en su burbuja solo y triste mientras continuaba ahogándose en sus penas.

—D-Déjame sólo, Seungmin, p-por favor.

—No voy a preguntar qué pasó— Seungmin se acercó a paso lento hasta el menor.

Acunó el rostro del chico entre sus manos, viéndolo sus ojos brillosos por las lágrimas, sintiendo su corazón estrujarse.

Le limpió una lágrima que rebeldemente caía por su mejilla, caliente, y apenas le sonrió, tratando de confortalo.

Jisung hipó una vez más, mordiendo su labio tratando de no llorar, pero terminó por hacer un puchero, mientras le temblaba el labio.

—Me voy a quedar contigo, Sunggie.

Y volvió a romper en el llanto que según él ya había apenas controlado.

Lo hizo porque esas palabras también fueron dichas por Minho, y las marcó en su corazón, siempre.

Seungmin se sentó junto a él y lo abrazó. A veces podía ser un malhumorado, odioso y con bajo temperamento, pero cuando se trataba de su primo, era todo lo contrario, pues se había criado con él y básicamente lo quería como a un hermano.

Lo había visto en sus mejores y también sus peores momentos, y claramente, había estado para él y ser su hombro en el que llorar.

Justo como ahora.

Jisung lloraba desconsoladamente en su hombro, mientras Seungmin lo apoyaba más contra sí mismo.

Le acariciaba la espalda, esperando a que pudiera calmarse un poco.

...

Cerca de la una de la mañana, Jisung estuvo ya un poco más tranquilo.

Tenía su carita hinchada, los labios rojos, sus ojos apenas podían verse, y su nariz tenía la punta de color rojo.

Seungmin tuvo que llevarlo cargado hasta la cocina, dejándolo frente a él y alcanzarle un vaso de agua.

—¿Ya me vas a decir qué pasó?— preguntó sentándose a su lado.

Jisung suspiró, quiso controlar lo que sentía.

—Mi-Minho tiene n-novia- le tembló el labio al hablar.

Seungmin cerró los ojos, sabía del crush de Jisung en su mejor amigo, había estado también en todo ese proceso.

Desde que peleó consigo mismo, hasta ahora, él había sido testigo de mucho de lo que Jisung se guardó con respecto a eso y no fue capaz de decirle a Minho.

—Sunggie-

—N-No digas nada, M-Minnie— bajó su vista. —Vamos a dormir.

Seungmin asintió, llevándolo hasta su cuarto.

Caminó con la cabeza gacha todo el trayecto, y callado.

Se dirigió hasta el cuarto de Seungmin, no tenía ánimos si quiera para acomodar su cuarto, por lo que se acomodó en la cama de su primo.

Seung rió un poco, sabía que debía sentirse realmente mal como para querer dormir con él, ya que a Jisung no le gustaba dormir con nadie..

Se acostó en la cama, y Seungmin lo arropó y justo cuando se iba a dar la vuelta para apagar la luz, Jisung tomó su mano.

—No me dejes sólo, Seungmin, por favor.

Seung lo vió con una ligera sonrisa. —Sólo voy a apagar la luz.

Y aunque no quisiera, lo soltó, pero regresó en un abrir y cerrar de ojos.

Se acomodó al lado del rubio, y este lo abrazó, atrayéndolo, buscando su calor, cosa que no fue negada por el pelinegro.

—Descansa, Sunggie- revolvió su cabello.

—Gracias, Minnie, por estar para mí- sollozo, mas no lloró —Descansa.

—Siempre, Jisung, siempre.

i Wish i | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora