Capítulo 8: Hawkgirl y Raven.

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DC Comics, no me pertenece.

Hawkgirl y Raven, tienen (al menos) un par de cosas en común: Eran heroínas,  tenían motivos de aves y tenían vidas que preferian olvidar o ignorar.

Eran más, en el caso de Shayera Hol, que en el de Rachel Roth.

Aunque Rachel todavía podía sentirse celosa de que Shayera, hubiera visto tanto y vivido tantos momentos históricos, que la heroína de cabello violeta, solo podía leer en los libros.

Ambas heroínas, actuaron igual, cuando se vieron en el espejo una mañana y encontraron algo que (definitivamente) NO DEBÍA de estar allí: Gritaron espantadas, apenas y lograron contenerse, sin desmayarse y tras disculparse ante sus compañeros de equipo, cada una fue a su habitación y se encerraron todo el día.

Ambas acudieron a las bibliotecas esotéricas de Europa, en busca de cómo sanarse.
Rachel A.K.A Raven a través de la biblioteca en su habitación y Shayera a través de sus recuerdos de la época de las Cacerías de Brujas en Europa.

Sin una "liberación", ambas sentían mucho dolor en sus ingles, pero por suerte para ambas, cuando decidieron salir de sus habitaciones, se cruzarían con un joven en edad escolar, quien aseguraba estar únicamente, como un visitante en las respectivas guaridas: En un momento fue a la Atalaya en busca de Shayera y en otro, fue a la Torre de los Titanes en Jump City en busca de Raven.

Raven lo tenía peor. Ella intentó meditar, se esforzó por mantener sus emociones que raya o sus poderes lo destruirán todo.

Ante la visita de este chico castaño, ella sólo se sonrojó, mientras sentía que deseaba acercarse a él, abrazarlo, entrar en él y jamás salir, ni dejarlo ir de su habitación.

—Raven. —le dijo el niño con seriedad —Casi todas las heroínas y villanas, han sido víctimas de una cruel broma de Eros y Afrodita. Yo estoy aquí, para ayudarte a deshacerte de esto.

—Entonces... te pido... que hagas lo que tengas que hacer. —le pidió ella, con lágrimas en los ojos —El dolor... algo me dice, que ningún hombre a sufrido un dolor tan grande como aquel que yo, estoy sintiendo ahora mismo. Así que, por favor... —Dejó caer su cabeza hacía atrás, mientras el niño usaba su boca y lengua, para hacerla sentirse bien. Ella gritó, cuando él fue más profundo, llegando hasta su garganta y agarrando delicadamente la mano de la pelivioleta, hizo que la colocará en su cabeza.

Confundida, Rachel comenzó a acariciarlo. —No me acaricies. Agarra un puñado de mi cabello y marca el ritmo de la garganta, que te estoy dando. —le habló él, telepáticamente, mientras que la sonrojada heroína, hacia lo mandado por el chico. Sufrió un escalofrío, cuando sintió como se venía. Por un instante, creyó que sería demasiado para él y que se ahogaría, pero sorpresivamente, se lo tragó todo. —Rachel: Encerrar tus emociones y guardarlas bajo candado, no es bueno. Es como si estuvieras llenando un vaso, que tarde o temprano acabará por derramar el agua contenida o explotará al ya no poder más, con todo lo que le estás añadiendo.

—No tengo otra opción. —dijo la chica de piel pálida —Sí permito que mis emociones tomen el control, entonces causaré caos a donde quiera que vaya.

—No te estoy diciendo que te vayas de fiesta, ni nada de eso. —Apresuró él —Busca algo que te guste hacer: Dibujar, hacer una escultura, tallar madera... jugar con... bueno: Juguetes. Haz esto que te guste, al menos dos veces a la semana y no terminarás por explotar... —Daniel recibió el beso más apasionado que Rachel jamás había dado a nadie y cuando ella estuvo satisfecha, lo acompañó a la salida.

Hawkgirl estaba tan desesperada, que cuando descubrió el porqué de la visita del niño, lo arrastró a su habitación y le arrancó la ropa. Estaba desesperada, le dolía demasiado. Quería deshacerse de esa cosa, cuanto antes o probablemente, enloquecería o moriría por el dolor.
Con lágrimas en los ojos, producto del dolor y de la humillación, mandó al diablo su sentido del deber, desnudó a a su pequeño compañero de cuarto, lo arrojó contra la cama y con lágrimas en los ojos, horrorizada por lo que estaba a punto de hacerle, entró en él sin miramientos, sin espera, sin importarle si él se sentía bien.
Solo quería deshacerse de eso y volver a su vida normal.

Daniel era una creación divina como Pandora, pero tenía las habilidades de un semidiós o mejor dicho: De muchísimos de ellos. Pero eso no hacía que doliera menos, la fuerza y velocidad que la heroína alada, insistía en emplear, al entrar y salir de él.
Por desgracia, ella no escuchaba al niño, quien sufría cierta cantidad de dolor.

— ¡OH DIOS, TU TRASERO SE SIENTE MARAVILLOSAMENTE APRETADO Y ESTRECHO! —Se sentía tan bien, que no deseaba parar, mientras se vertía un galón entero, dentro de él.

Daniel suspiró. El plan, jamás fue terminar teniendo un Harem, pero ni ella, ni Raven, iban a deshacerse de esto, así que solo se marchó.

Amante de todas (DC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora