Capítulo 15

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Las risas sonaron con fuerza, a pesar de estar cayendo a una velocidad considerable para terminar como un hot cake. El bebé estaba a unos metros de llegar al suelo, mas un látigo de color turquesa atrapó a la criatura antes de que pasara a una mejor vida.

El troll de cabello rosado bajó del Árbol Troll con una agilidad y rapidez impresionantes para un pequeño niño. Llegó al suelo con el sudor en su frente; los latidos del corazón eran acelerador y su cuerpo estaba bañado en un inmenso terror. Cerca del tronco, a unos seis metros de él, encontró un figura femenina muy asustada y, a su alrededor, cuatro niños que compartían el mismo estado.
El troll de ojos rosados corrió con todas las fuerzas que sus piernas podían darle. Había bajado desde la punta del árbol hasta el final del mismo; era claro que su cuerpo necesitaba un descanso, mas la angustia no lo dejaba pensar en otra cosa que no fuera su pequeño hermano menor.

-¡Ramón!

Un troll de cabello verde se interpuso en su camino. El coraje y el disgusto invadió todo su rostro.
El hermano menor retrocedió con las orejas y cejas caídas. Su mirada se tornó vidriosa.

-¡¿Qué fue lo qué sucedió?!

-¿Acaso estas demente, Floyd?-agregó Clay, sujetando las bolsas con demasiada fuerza-. ¡Pudo terminar muerto!

-Si no querías cuidarlo lo hubieras dicho-tercio Spruce con los brazos cruzados-¡Pero no pongas la vida de Ramón en riesgo! ¿Entendiste?

Lo cólera recorría el cuerpo de los tres hermanos y se expresó en las peligrosas miradas que le lanzaban a Floyd, en espera de una tonta e infantil explicación.
Este se quedó congelado; unas pequeñas lágrimas amenazaron su vista y su labio no dejó de temblar. Trató de no prestar atención a las expresiones de sus hermanos. Todo su ser se enfocó en la compasiva mirada de su tutora.

-A- Abuela lo lamento mucho-su voz se cortaba, como si tuviera un nudo en la garganta -. Estaba preparando el alimento de Ramón y derepente ya no estaba y yo...yo sólo...-Las lágrimas brotaron igual a una cascada-. Yo no quería que esto pasara.-Dio un sorbo en su nariz-. Lo lamento tanto.

Los tres hermanos sintieron vergüenza por el comportamiento que tuvieron. La abuela dio unos pasos hasta estar cerca de su nieto; levantó su rostro con cariño, obligándolo a ver sus ojos. Esperaba un regaño, pero se sorprendió al recibir un fuerte y cálido abrazo. El olor a rosas invadió la nariz del pequeño.

-Lo importante es que no sufrieron ningún daño.

Esas palabras sorprendieron al pequeño, calmando su tormento y las llamas del resto. Se separó con cuidado, limpiando una que otra lágrima de su nieto.
El bebé seguía en el cabello de la abuela. Tenía esos grandes e inocentes ojos puestos en la escena.

-Foyd.-Aplaudió mientras reía -. Foyd.

Todos los hermanos miraron al pequeño, mas el troll de cabello rosado se quedó asombrado ante simples, pero fuertes palabras.

-¡Sus primeras palabras!-La abuela tomó al bebé y lo abrazó con un gran cariño.

-Dijo...-Se acercó -. Dijo mi nombre.

El bebé miró al niño con asombro. Alzó sus brazos esperando a que lo cargara.
Floyd tomó al bebé y lo levantó hasta tenerlo cerca del rostro.

-¡Foyd!

-Sí, así es-Las lágrimas volvieron a brotar-. ¡Ese es mi nombre!

Abrazo con fuerza al pequeño mientras esté se reía sin tener un fin. Una intensa felicidad recorrió el interior de Floyd. Una que no podía comparar con nada ni nadie.

Lo Siento Where stories live. Discover now