Buscada.

Capítulo 1

Mis pequeñas manos hacían que retrocediera hacia atrás, casi arrastrándome. Escuchaba pasos subir la escalera, mi vista era casi nula, la oscuridad cernia mi pequeña habitación.

Mire hacia atrás,vi mi armario color beige, donde siempre había ese pequeño espacio donde entraba mi pequeño cuerpo. Mi cabello color caoba, largo casi hasta la cintura, hacia que mi vista se complicará más. Abrí despacio, viendo mi mano con arañazos, me metí, mientras sentía cada vez más cerca los pasos. Intentaba controlar mi respiración, que estaba agitada. Tape mi pequeña boca, sintiendo un gusto metálico que venía de mi mano.

Al cerrar mi armario, sentí como se forzaba la puerta de mi habitación, sentí como me buscaba, abajo de la cama, atrás de mis vestidos infantiles colgados… Hasta que se detuvo, en el armario.
Se abrió la puerta, la luz de mi veladora se colo por los costados de la persona sin rostro, ya que, no se le veía las facciones de su cara.

La persona, me vio y instantáneamente intente retroceder, me caí y logró tomar mi cuello, mis manos lo tomaron de la muñeca, intentaba librarme, pataleando y pegándole patadas.En el forzsejeo llegue a ver su rostro, cabello corto por la poca iluminación parecía oscuro, tenía un pasamontañas que le cubría su boca y nariz. Al mirar hacia arriba y girar su cuerpo en dirección a mi cama, se le vio una cicatriz de la ceja hasta la frente, se notaba que ya tenía unos años ahí. Luego de ese pequeño escaneo, sentí como me debilitaba, la persona me levanto más alto mi estómago a la altura de su cara y me tiro contra el colchón.

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Desperté asustada, con las manos temblorosas y con frío, mucho frío. Tuve esa pesadilla de vuelta, que me persigue hace años, para de molestar por temporadas. Nunca describí su6es algo que me paso o solamente imaginaciones, mi cabello y cuarto era igual, pero no había nada más que indicará que era yo. Por esa razón, no le daba importancia. Mire a mi alrededor, todo estaba en su lugar, mis paredes blancas con mariposas dibujadas, mis estantes con libros. Mi cama yacia desatendida, con libros y peluches esparcidos a su alrededor. Me estiré mi cuello dolía, solté una pequeña exclamacion de dolor. Me dormí repasando mis apuntes para mañana. Luego de pasar la pequeña tortura,tomé mi teléfono e mire la hora: las 3 de la madrugada. Me levante de mi escritorio, de color blanco y negro, me acerqué a mi ventana y la cerré; también la cortina. De ahí entraba el frío.

Quité todos los peluches, los libros lo apile al lado de mi mesalu, tome las sábanas beige y las corrí, me senté y repasé mis notificaciones, nada. Ni un mensaje, eso contribuye a mi poca vida social. Configuré la alarma y me acosté, deje el celular abajo de la almohada.

Rezaba para que lo que estudie antes de dormir (no recuerdo mucho, siempre pasa luego de una pesadilla) me quedara para mañana , si no, estaría perdida. Di media vuelta, intenté cerrar los ojos y controlar la respiración; eso siempre ayudaba a conciliar el sueño. Luego de unos minutos así, caí.

El insoportable pitido de mi alarma, me hizo despertar. Dormí pero no descanse, sucede más de lo que creemos, me costó 10 minutos salir de la cama, tomar una tualla y mi uniforme. Salí de mi cuarto, pase la habitación de mi madre y la de Tomás, mi hermano menor. Tomás nació cuando yo tenia 10 años, fue un momento difícil, ya que en ese tiempo era hija única, aprendí a ser mamá, cuidar, alimentar y más aun siendo una niña. Todos los momentos, juegos, amor.. Se veía repartido. Nuestra mamá trabajaba para nosotros, perdió horas de crecimiento mío y de Tomás, solo para darnos los lujos que tenemos ahora. Mi única obligación era Tomas y aún que fuera algo lindo, no puedo dejar de pensar en todo lo que me perdí.

Al pasar por ahí, sentí un ruido, muy pequeño, como si algo se hubiese caído. Entre despacio y sin hacer ruido, se había caído su veladora, Tomás movió la mano y la tiro. Me acerque, para darle los buenos días, su cabello oscuro caia en la almohada, sus largas pestañas se encontraban cerradas.