❝𝐥𝐚 𝐦𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝𝐞𝐫𝐨❞

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Han pasado 4 días y Tignari no parece recuperarse, de hecho, ha estado empeorando su salud. Cyno está preocupado, no quería perder a la primera persona de la que se enamoro, así qué se le ocurrió una idea, aprovechando que la bugambilia ha crecido de manera increíble, subió a una de las ventanas y cortó lo suficiente para hacer un ramo, lo dejó en agua un tiempo para seguir con el trabajo habitual.

― Uh.. es temporada de que florezcan? ― miró las flores, que iban mostrando hermosos colores al crecer ya lo suficiente, frente a sus ojos, nunca vió florecer ninguna flor, ahora que las ve, ya estás crecidas.

Pensó inmediatamente en Tignari, en la sonrisa que pondría al ver su esfuerzo literalmente florecer, la mirada de Cyno paso a ser una deprimida, ignoró el dolor que sintió saber que aquel pelinegro estaba en cama por su culpa, respiró hondo y siguió con el trabajo. Terminó en menos de 5 horas aquel gran trabajo, se sintió aliviado, suspiró y se dirigió a la habitación.

Entrando, vió al pelinegro en aquel estado, el mismo de siempre, enfermo, débil y completamente inútil. ― Uhm.. Nari. ― se acercó a Tignari, quien despertó al oír los pasos cercanos.

― Cyno.. cómo estás..? ― se levantó como pudo, y movió la cola, mostrando su alegría de verlo, lamentablemente en ese estado su mirada se veía triste, sufriendo. ― Eso debería preguntarte yo, pero estoy bien, y tú? Nari, te vez peor que antes, te subió la fiebre? ― le puso la mano en la cabeza, sin saber con certeza, sintió su cabeza más caliente de lo que "habitualmente" ya estaba. ― dios mío.., te traeré un paño frío.. ― lo frenó con la poca fuerza.

― No, no te vayas por favor.. ― suplicó el menor, Cyno lo miró y relajo la mirada, suspirando le contestó.

― Pero.. estás.. ― Tignari se negó con la cabeza. ― ... ― se quedó Cyno en silencio, no dijo nada hasta que volvió a tomar aire y botarlo. ― Bien, me quedaré aquí. ― Tignari sonrió.

Comenzaron a conversar, de muchos temas que hasta se perdió la cuenta de cuantos. ― Oh, lo olvidé. ― Cyno se río. ― Hoy algunas flores habían florecido, parece que tu esfuerzo no fue en vano. ― Tignari escuchó la noticia con atención, al finalizar se acercó a abrazar al peliblanco. ― nuestro. ― le sonrió.

Parecía haber una hermosa química, tal como la noche anterior, Cyno se prestó para dormir cerca de Tignari, tenía ya en mente el día el cual darle las bugambilias, aquellas estaban en un gran jarrón que les daba espacio para crecer un poco mas, al parecer todavía podía florecer en aquel ambiente.

Entro Cyno de nuevo en la habitación, con la cena de Tignari preparada, la dejó frente al pelinegro, y este comenzó a comer.

Sus ojos estaban llorosos, la tos no lo dejaba estar tranquilo y el horrible dolor de pecho lo hacía sentirse pésimo, rogaba por los siete que esto se acabara, Cyno lo sabía, Tignari estaba sufriendo, sufriendo por su culpa.

La mañana se acercó, como pudo, Cyno se libró de Tignari y salió a ver las plantas, regó cada una de ellas y comenzó a observarlas, pasó el tiempo y miró la bugambilia, creció mas que ayer, se veía hermosa con aquel tono magenta con un violeta fue...

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La mañana se acercó, como pudo, Cyno se libró de Tignari y salió a ver las plantas, regó cada una de ellas y comenzó a observarlas, pasó el tiempo y miró la bugambilia, creció mas que ayer, se veía hermosa con aquel tono magenta con un violeta fuerte, preciosas vistas para Cyno, vistas que deseaba compartir con el jardinero, pero el estaba enfermo.

La mañana pasó lenta, Cyno cerca de Tignari, cuidando como se sentía, como estaba, como estaba de fiebre y como iban sus dolores, le daba el remedio correspondiente para que pronto vuelva el doctor. Hoy lo tenía planeado, a la tarde, le iba a mostrar sus sentimientos y esperar con ansías un sí como respuesta.

Regó las plantas que había que regar en la tarde, con mucho esfuerzo y mentalmente preparado, tomo el ramo de bugambilias y se lo puso en la espalda, se acercó a la habitación, comenzó a respirar, intentando calmarse, con mucho valor entró al cuarto.

― Nari. ― lo llamó, al oír su voz, el mencionado se levantó con debilidad, sonrió al verlo, y la curiosidad lo invadió al ver que algo escondía Cyno a sus espaldas. ― Cyno..? qué traes ahí? ― t
tosió, aprovecho de acomodarse un poco en la cama, dejando su cola libre para moverse.

― Nari.. quería, yo.. decirte algo. ― ae acercó a la cama, aún ocultando sus manos.

― que quieres decirme? ― sonrió como siempre, curioso, intento descubrir lo que Cyno escondía.

En un abrir y cerrar de ojos, Cyno mostró el ramo de bugambilias, sonrojado comenzó a hablar.

― te seré sincero, quiero unir mi vida con la tuya.. Y que en la muerte, nuestras almas viajen juntas en el oasis eterno, así, estar juntos y que ni la muerte pueda separarnos. ―

Tignari quedó en shock, sus mejillas se ruborizaban y su cola se movía nerviosa, se quedaron en silencio unos segundos, luego tignari respiró hondo.

― necesito pensarlo... ― miró a otro lado, nervioso se acostó en la cama, dándole la espalda a Cyno.

Cyno solo quedó en silencio, solo dejo el ramo de flores en agua en el jarrón y se fue a su cama, sentía la pequeña necesidad de llorar, pero como no tenia una respuesta clara, seguía con la esperanza de ser aceptado.

Cyno solo quedó en silencio, solo dejo el ramo de flores en agua en el jarrón y se fue a su cama, sentía la pequeña necesidad de llorar, pero como no tenia una respuesta clara, seguía con la esperanza de ser aceptado

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вυgαмвιℓια - cynonariWhere stories live. Discover now