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Tierra se había ido muy lejos hasta el punto de no reconocer en donde estaba, se secó algunas lágrimas que querían salir de sus ojos y examinó el lugar notando que estaba muy alejado de donde estaba antes, esto puso nervioso al planeta y empezó a gritar en busca de que alguien le respondiera, pero nadie respondió, se estaba asustando al escuchar cosas que se movían lejos de el, quería salir corriendo hasta que noto que era ceres.
— ceres! Mi Salvador! — el planeta azulado fue corriendo hasta el planeta más bajo, ceres que solo iba pasando tranquilamente por ahí no se dio cuenta de que tierra estaba ahí hasta que este hablo, el planeta grisáceo se emocionó un poco y también fue corriendo hacia el mayor.
— tierra! Por qué lloras? Alguien te hizo daño?! Dime quien fue para hacerlo polvo espacial! — lo último lo dijo con notable molestia, quien se atrevería a dañar a aquel ser tan divino? Tierra solo sonrió levemente y besó la frente de ceres para después abrazarlo.
— no importa eso ahora, me podrías ayudar a llegar a un lugar más seguro? — preguntó amablemente mientras seguía abrazando al menor, ceres se separó del abrazo para hacerle una seña de que se levantase, tierra se levantó y siguió a el planeta que habita en el cinturón, estos llegaron a una zona la cual no estaba llena de asteroides alrededor, está mas bien parecía que tenía un tipo de escudo para que las rocas no entrasen.
— encontré esta zona cuando paseaba por aquí con demisa, si quieres hago un camino para que vengas cuando quieras — hablo ceres, este volteó a ver a tierra viendo cómo sus ojos brillaban de emoción, esto puso feliz a el planeta grisáceo y se adelantó hacia la zona esperando a que tierra lo siguiese, se adentraron en aquella zona y el planeta habitable no paraba de hablar de cómo podían decorar aquella zona, el menor escuchaba atentamente sobre todo lo que quería tierra para ayudarle a hacer lo que tenía planeado, más bien hacerle, no ayudarle, el quería complacer a el planeta más bonito del sistema, no podía parar de imaginar cómo pondrá la cara cuando vea lo que hizo para él.
— ceres? Estás ahí? — el menor sin darse cuenta se había entretenido de como tierra lo recompensaría por hacer lo que el tanto quería, este reaccionó al sentir como alguien lo cargaba para después estar en las piernas del más grande, ceres se puso rojo como un tomate haciendo que el planeta azulado suelte pequeñas risas por cómo estaba el planeta grisáceo.
— aww... el pequeñín se puso rojito? Que ternura! — abrazó por la espalda a el que estaba sonrojado, ceres hizo un puchero ya que no le gustaba que le digan pequeño, aunque si lo era no le gustaba ser recordado estar en menor estatura a los demás, tierra empezó a dejar besitos por toda la carita del grisáceo haciendo que este sienta que se le sale el alma, si es que tenían.
— ay ternurita! Quien es mi bebé? Tú! Tú lo eres lindo! — esto emocionó a ceres, nunca lo habían tratado así siempre le tenían miedo y se alejaban de él, pero tierra no lo hizo, este le sonrió y se acurrucó en el pecho del mayor para dormir cómodamente junto a su futuro esposo, o bueno, eso es lo que se imaginaba que serían.
Tierra acomodó a ceres para que ambos estuvieran cómodos y pudieran descansar un poco por lo sucedido hasta que un sonido se escuchó acercarse a ellos, esto hizo que el mayor en estatura se ponga alerta por si eran las lunas de antes pero solo salió demisa, su pequeña princesa, esta se enojo por que se habían "escondido" de ella para abrazarse ellos dos sin ella, el planeta azulado sacó una risa algo escandalosa para después acomodar a el "papá" de la luna para que ella también pueda entrar en aquel abrazo.
— estás cómoda, demisa? — el planeta habitable no óptico respuesta así que supuso que se había quedado dormida junto a su padre, decidió dormirse un poco también, necesitaba un descanso después de aquel susto que le habían hecho las otras lunas, pasaron unos minutos hasta que escuchó como regañaban a alguien.
