Lujuria [ROMANCE 4] [Vol.1: Terminado - Vol.2 - 01/Septiembre.]

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 & 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨

🤍✨ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴄɪᴏɴ ɪɪ/ɪɪ✨🤍

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ᴍɪ ᴅᴀᴍᴀ ᴅᴇ ʀᴏᴊᴏ
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ɴᴀᴛʜᴀɴɪᴇʟ ᴍᴇʏᴇʀ

  Por quinta vez volví a ver la hora en el reloj que descansaba en mi muñeca; dentro de poco todo esto iniciaría y Darcy cargaba consigo el discurso que tenía preparado.

Decidí adelantarme ya que había varias cosas las cuales necesitaba coordinar con Russell, pero ha sido cuestión de literalmente cinco minutos, por lo que llevaba un buen rato esperando por ella y Gabriel.

Empezaba a creer que ha sido una mala idea que Grace, la psicóloga, no me haya dado otra receta, ya que ese medicamente para la ansiedad justamente hace dos días que se ha terminado, y actualmente me encontraba nervioso, pero no se trataba de que tuviese pánico escénico ni nada por el estilo, si no que, no podía parar de pensar en que ella estaría presente, en el mismo espacio que yo, y es que una cosa era creer que ya no me afecta, lo hacía todo el tiempo siempre que desaparecía, no obstante, el asunto estaba en cuando la tenía de frente, porque todo en mí y a mi alrededor daba un giro de trecientos sesenta y cinco grados; y quizás tenía un poco de miedo de volver a caer otra vez, no tenía control sobre eso.

Mire mis manos para luego apretarlas en un puño y soltar una respiración.

— ¿Todo en orden?

Levante la vista encontrándome con la mirada amigable de Anastasia, la hija más pequeña de Russell. Aun no me acostumbraba del todo a su nueva a apariencia, la última vez que la vi únicamente era una niña de quince años, ahora con los años ha cambiado más que cualquiera.

— Sí, solo nervios.

— ¿Tú nervioso? Eso es nuevo.

— También soy humano.

La escuche reír suavemente.

Estaba adornada con un vestido verde esmeralda, Ana tiene unos ojos de color gris muy llamativos, esa cualidad la hacía lucir angelical con su cabello lacio rubio platinado.

— No es lo que afirma papá, dice que eres una maquina en potencia.

— Sí, ese el asunto, para tu padre todos somos una maquina en potencia.

Su sonrisa creció aún más, era contagiosa, eso ayudaba a estar en calma.

— Lo olvide, ¿Qué edad es que tienes?

— Treinta y tres.

Asintió de forma comprensiva.

— Tenía en la cabeza de que era un número más.

No era una sorpresa, los únicos aquí que no creen que tengo treinta y cuatro años son mis familiares.

— Yo tengo veintidós ya, el tiempo pasa relativamente rápido.