PARTE 11

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Propuse el currículo de estudio bíblico para el grupo de hombres a principios de año, por lo que no era más que una horrible coincidencia que esta noche fuera el comienzo de nuestra discusión sobre la sexualidad masculina. A pesar de los consejos de Millie, me pasé el resto de la tarde y temprano en la noche cultivando una forma muy robusta de auto odio, haciendo flexiones en mi gimnasio del sótano hasta que no pude respirar ni moverme o pensar, hasta que fue tiempo de venir a la pequeña aula con paneles de imitación de madera en el lado más alejado de la iglesia. 

Sabia que Millie trataba de hacerme sentir mejor, pero no merecía sentirme mejor. No sabía hasta qué punto había ido, cuánto mi voto rompí. Probablemente porque nunca asumiría que su sacerdote serían tan débil como para actuar ante sus deseos. 

Me froté la cara con fuerza. Despierta de una puta vez, Jungkook, y resuelve esto. Solo habían pasado un par de semanas y fracasé por completo en controlarme. ¿Qué iba a hacer por los próximos dos meses? ¿Los próximos dos años? Él llegó para quedarse y yo también, y no existía manera de que pudiera dejar que lo que pasó esta tarde volviera a ocurrir. Quiero decir, si Millie nos vio juntos una vez (inocentemente y en público) y se creó ideas, entonces, ¿Qué pasaría si empezábamos algo a escondidas?

Levanté la cabeza y saludé a los hombres a medida que entraban. De todos los grupos y actividades, me hallaba más orgulloso de este grupo. Por lo general, las mujeres eran la fuerza impulsora detrás de la asistencia a la iglesia; la mayoría de los hombres solo venían a misa porque sus esposas querían. Y sobre todo después de los crímenes de mi predecesor, sabía que los hombres en particular, muchos de los cuales tenían hijos que eran de la misma edad que la victima, albergarían una ira profunda y unas desconfianza que no sería superada por métodos típicos. 

Así que pasé de los bares locales y observé los Royals. Disfrute un cigarro de vez en cuando en la tienda de tabaco de la ciudad. Compré un camión. Organicé un club de caza en la iglesia. Y mientras tanto, seguía abierto sobre el pasado de mi propia familia y todas las formas en que la iglesia necesitaba y lo sería, un cambio. 

Y poco a poco este grupo se unió, pasando de dos ancianos que iban a la iglesia tanto tiempo que había olvidado cómo detener a un grupo de cuarenta años, que van desde recién graduados a recientemente retirados. De hecho, nos volvimos tan grandes que el próximo mes empezaríamos un nuevo grupo. 

Pero , ¿y si acababa de deshacer tres años de trabajo duro? ¿Tres años de trabajo tirados por media hora con Seokjin?

Si parecía distraído, nadie se dio cuenta o comentó sobre ello, y me las arreglé para no ahogarme con mis propias palabras mientras leía pasajes en Segunda de Timoteo y Cantar de los Cantares. Por lo menos, no me ahogué hasta que llegamos a un versículo en Romanos, y entonces sentí mi garganta estrecharse y mis dedos sacudirse mientras leía. 

—No entiendo lo que hago. Mas lo que quiero hacer, no lo hago, sino loque aborrezco debo hacer... porque tengo el deseo de hacer lo que es correcto,pero no puedo llevarlo a cabo. Qué miserable hombre que soy. 

Qué miserable hombre soy

.Qué miserable hombre que soy.

 Llegué a una ciudad destrozada por las acciones viles de undepredador y prometí arreglarla. ¿Por qué? Porque cuando miraba a lasestrellas en la noche, podía sentir a Dios mirando. Porque sentía el vientocomo Su aliento en mi cuello. Debido a que compró mi fe con mucha luchay dolor, pero sabía que mi fe era también lo que le daba a mi vida forma ypropósito, y no quería que los fallos de la Iglesia privaran a un pueblo enterode ese regalo. 

Nos envolvimos en el estudio de la Biblia, y limpié el café y patatas fritas robóticamente, mi mente todavía aturdida por esta nueva ola de vergüenza. Esta sensación de ser demasiado pequeño, demasiado horrible, para nada menos que el infierno. 

P    R   I   E    S    T -KOOKJINWhere stories live. Discover now