10|| Just one night, please.

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Leigh.





Han pasado exactamente dos días, en los cuales no les he dirigido la palabra a los chicos, solo miradas incómodas, comidas incómodas dónde yo no decía ni una palabra y decía lo mínimo lo necesario, aunque es algo incómodo. Con Tom las cosas empeoran, solo lo miro con cara de desagrado, me he topado con el varias veces las cuales solo se me queda viendo con desaprobación.

Y ahora estaba empacando es algo complicado cuando no puedo tener mucha movilidad en mi pie, es cansado, pero tengo que hacerlo lo más ante posible en tan poco tiempo nos mudamos a New York.

La idea no me gusta mucho, estoy bien en Alemania, entre comillas, no está nada bien. Cada día me sorprende Tom y las actitudes dejan mucho que pensar.

— Maldición dónde estás.— Maldecia al no encontrar un collar, el cual me lo regaló Tom es un collar peito, está compuesto por un dije de corazón en colores morados y rosas, rodeado de pequeñas zirconias, tiene un significado muy lindo. Me lo regaló desde que tengo diez años y jamás me lo quito, pero ahora ya no está y estoy con mi loca buscándolo.— Tendré que preguntarle a Nana.— Hablaba sola como una estúpida.—

Nana, es la señora que nos ayuda con las cosas de la casa está por unas horas. Bajaba las escaleras con cuidado al traer las muletas para no apoyar mi pie.

— Nana, haz visto mi collar.— Grite cuando estaba bajando las escaleras. Al no escuchar respuesta volví a gritar.— Nana.— Dónde se habrán metido, busque por la cocina, sala y el jardín y no estaba.—

Solo faltaba preguntarle a los chicos pero al parecer tampoco estaban, a lo mejor estén en el estudió. Ya que han estado empacando al igual que yo, con tranquilidad me dirigí al pasillo donde estaba el estudio, era la última puerta al fondo. Lo escogieron porque no se escucha mucho el ruido allí y así no molestarme, ya que pueden pasar horas tocando con sus amigos.

Llegue y toque la puerta dos veces, me estaba cansado al estar parado de una pierna por qué no podía apoyarla, así que abrí con cuidado. Y si ahí estaban los cuatro chicos platicando y riendo en el sillón del estudio, en cuanto abrí la puerta se cayaron y me voltearon a ver.

— Disculpen.— Carraspee mi garganta.— Han visto a nana?, la estoy buscando y no la encontré.—

Rápido Tom me contestó.

— Le di el día libre, así que no vino hoy.— Yo solo asentí con mi cabeza.— Y como ibas a saber, si no sales de tu habitación.—

— Esta bien, disculpen ya me voy.— Iba a darme la vuelta pero la voz de Tom me detuvo nuevamente.—

— ¿Para que la ocupabas?.— Me miró con su semblante serio y curioso. Ya que nunca le pido ayuda a la nana.—

— Este...— Me sentía incómoda al sentír la mirada de los otros dos chicos que si sabían quiénes eran, pero nunca tuve interacción con ellos, solo son los mejores amigos de mis hermanos.— Estaba empacando y no encuentro mi collar el que tú me regalaste.— Lo señale.— Y pense que tal vez, ella sabría dónde lo había dejado, nunca me quito el collar y ahora no lo encuentro por ninguna parte.— Suspiré irritada.— Supongo que mañana le preguntaré.—

— No hace falta, está en mi despacho. Puedo dártelo después.— No dijo nada más y se cayó, el continúo hablando con los chicos.—

Cerré la puerta detras de mi y me dirigí hacia la cocina quería unos chocolates y palomitas.

Que hacía Tom con mi collar?, será que el día que discutimos se me cayó. Ya que jamás me lo quito es lo más preciado que tengo. Mientras hacia las palomitas sentí la presencia de alguien pero no me tomé mucha importancia.

 𝐔𝐍𝐒𝐄𝐑𝐄 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍; 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 Where stories live. Discover now