Capitulo 1

112K 5.9K 3.9K
                                    


Estaba cansado. Más que ningún otro día, sin embargo, debía permanecer despierto en la clase de biología si quería aprobar el curso y salir del instituto con honores. Pero mis ojos se sentían pesados, bostezaba cada dos minutos y me recostaba en la banca pasando por desapercibido entre mis compañeros y amigos, estaba luchando contra mí mismo para mantenerme activo y escuchar cada una de las palabras del profesor. Pero todo esfuerzo resultaba ser en vano.

La noche anterior había sido una pesadilla, no había podido cerrar los ojos a pesar del cansancio que me abrumaba, los sueños perturbadores había regresado después de diez años y temía que al pestañear me quedara dormido y esas escenas tan perturbadoras volvieran a cobrar vida. Hace tres días me había levantado de la cama bañado en sudor y con el cuerpo vibrándome de pies a cabeza, tenía unas ganas inmensas de escapar, de salir corriendo, incluso de gritar. Pero en ese momento estaba inmóvil, debatiéndome entre la realidad o los sueños. Todo se había vuelto extraño, el ambiente se había puesto tenso y mi vida había dado un giro inesperado. Estaba viendo el mundo desde un ángulo diferente, en donde lo real se estaba volviendo una pesadilla.

Pestañee un par de veces, tratando de estabilizar a mi cuerpo para mantenerlo despierto y atento a cualquier cosa, pero entonces mi organismo comenzó a decaer. Cada poro de mi cuerpo comenzó a cobrar factura por las noches que había pasado en vela. Mis músculos se aflojaron y mis piernas y brazos se sintieron livianos, mi cabeza fue hundiéndose entre la banca, sustituyendo las almohadas por mis manos y brazos, mis ojos comenzaron a cerrarse antes de que yo pudiera reaccionar y detenerlos. Comencé a ver la habitación borrosa hasta que finalmente se volvió oscura y no pudo apreciarse nada más que sombras. Con el monologo del profesor fue suficiente para que me quedará dormido a mitad de la clase, su voz fue como un canto para mis oídos. Un canto de cuna que me hacían sentir cada vez más exhausto hasta caer rendido.

No hubo más que silencio. Mi subconsciente se mantenía atento a cualquier cosa que pasará por mi mente, cualquier indicio de que iba a comenzar una masacre en mis sueños. Entonces una alarma se encendió dentro de mí, brillando con sus luces rojas y un chillido cortado. Me estremecí involuntariamente y me quede quieto en la inmersa oscuridad, esperando a que la sangre comenzará a correr por mis palmas. Sin embargo, nada de eso sucedió.

Comenzaron a escucharse gritos a lo lejos, las palabras que esa voz aullaba, no eran más que una paradoja. No entendía nada de lo que gritaba. Agudicé mi sentido del oído y escuché con atención aquellos gritos. Entonces, mis ojos comenzaron a abrirse lentamente. Fue como un destello, una luz brillante y resplandeciente penetró a mis ojos haciéndolos cerrarse de nuevo por unos segundos. Pestañee de nuevo, tratando de reincorporándome a lo que parecía ser un salón de clases. Cuando mis ojos estuvieron finalmente abiertos y totalmente adaptables a los rayos del sol, pude visualizar al profesor en frente del pizarrón, con los brazos cruzados sobre su pecho. Su expresión no denotaba más que exasperación.

—¿Por qué me molestas? —gritó una voz femenina, después se escuchó un estruendoso ruido y unos papeles cayeron al piso, haciendo que nos sobresaltáramos en nuestras sillas—. ¿Por qué tienes tanto empeño en mí y en arruinarme la vida, Rachel?

Levanté mi mirada de la banca, restregándome las palmas de mis manos en mi rostro. Al parecer nadie se había dado cuenta de que me había quedado dormido por unos minutos. Todos estaban demasiado concentrados en lo que parecía ser una pelea de mujeres. Suspiré y espere a que la pelea cesara.

—No estoy molestándote, yo solo estoy siendo realista —vi a Rachel levantarse de su banca con un empujón. Su rostro estaba enrojecido y sus piernas flaquearon cuando las zapatillas de tacón alto no lograron estabilizarse por completo.

El asesino de Noxpoint [Ya en librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora