♓Capítulo 5♏

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Pov Roxana

Camino a través de la "Academia de asesinos súper poderosos" hasta la oficina del hombre canoso que camina frente a mí.

Mi hermano se ha ido a hacer quien sabe que y yo me quedé con el viejo loco coleccionista de personas raras.

Al entrar observo el despacho, es bastante amplio y algo rústico, me siento en una silla frente al escritorio de madera y tras este se acomoda en una silla giratoria el canoso.

— Me presentaré, mi nombre es Murac —dice y se recuesta en su asiento—. Así que tengo el honor de tener bajo mi techo a la asesina más buscada.

— La fama se hace sola, yo simplemente hago mi trabajo —expreso—. Escuché que pagan bien —digo y una pequeña risa sale de la persona frente a mí.

Da pequeños asentimientos con la cabeza.

— Es cierto, pagamos bien, de hecho, tendrás muchas ventajas, pero para ello deberás esforzarte, no te enviaremos a una misión si no estás preparada.

— ¿Acaso sabe con quién está hablando?

— Si —asegura—, eres tú quien no sabes con quién hablas.

Y es entonces cuando cierro el pico y lo analizo a profundidad, un montón de asesinos y psicópatas con suficiente poder como para derrocar a todos los gobiernos del mundo no podrían estar bajo las órdenes de alguien inútil, mucho menos de un simple humano.

Me doy cuenta, el canoso frente a mí posiblemente sea el más poderoso en este sitio, cosa rara, porque al estar cerca de él no se nota que tenga alguna habilidad, mucho menos porque temer, pero esa apariencia de un humano común y débil bien puede ser una simple fachada.

Después de todo no está dirigiendo esta "academia" por nada.

— Te haré un par de preguntas, ¿te parece?  —asiento con la cabeza—. Bien, ¿matarías a alguien a sangre fría?

— No —respondí y él anotó en una hoja.

— ¿Torturas a tus víctimas?

— No —volví a responder.

— ¿Te da placer asesinar?

— No.

Me miró a los ojos.

— ¿Debería temerte?

— No —reiteré.

Él apoya sus codos sobre la mesa y apoya su barbilla en sus manos, parecía analizarme.

— ¿Me estás diciendo la verdad?

Una sonrisa torcida se asoma a mis labios y tomo una postura relajada en mi asiento.

— No.

Él ríe y me observa con perspicacia.

— ¿Qué día naciste?

— 22 de febrero —dije y asintió con la cabeza.

— Será un gusto tenerte en mi academia, Piscis —dice llamándome por mi signo zodiacal—. Podrás instalarte desde mañana. Pertenecerás al equipo de combate número uno, el Escuadrón Z.

— ¿Alguna regla que deba conocer? —cuestiono.

— Solo tenemos tres reglas: nada de alcohol, nada de peleas fuera del entrenamiento, y nada de ilícitos, normalmente estas cosas logran que sus poderes se disparen en un grado demasiado peligroso para las instalaciones —parece tener un mal recuerdo de esto—. Deberás compartir una suite con tus hermanos.

Escuadrón  ZWhere stories live. Discover now