Interés | 11

415 36 23
                                    

. . .

-- Te amo, más que nada, tal vez más de lo que puedas imaginar. -- Dije con sinceridad, esperando una respuesta positiva. Los nervios me abrumaban con cada segundo de silencio.

El me miro atónito, sin sostener ninguna palabra, sin emitir algún tipo de sonido. Una desesperanza se formó dentro de mí, llegando a cada rincón de mi ser. Era una sensación que nunca antes había experimentado, era como si con solo una mirada me haya dado a entender lo que quería decir. La amargura y decepción era inevitable, sin embargo, esas emociones fueron automáticamente borradas al sentir las suaves manos de el al recorrer mi rostro, acariciando mis mejillas.

-- Yo también te amo. --

. . .

Spreen se encontraba sentado en una banca situada en la azotea de aquel colegio.

El hibrido contemplaba la noche estrellada junto con la calida brisa, brisa que se estrellaba con su rostro, dándole una sensación de paz.

Eran aproximadamente las 12:32 de la noche. El oso se hundía en sus pensamientos, sobre pensado cada idea de su mente. El olor del tabaco en el lugar era abundante y el humo que sacaba de su boca lo ahogaba, sin embargo, le gustaba.

Esa era la rutina de noche del pelinegro, ir a un lugar alejado a pensar y no mucho más.

Le encantaba fumar, y aún que no estuviera permitido, no podía durar más de un día sin hacerlo.

Nunca nadie subía a la azotea, no hasta ese día.

El azabache al escuchar pasos subiendo la escalera se alarmó, aún que, no hizo mas que soltar el humo que se encontraba dentro de su boca. Ni que fuera la primera vez que lo encontraban, a fin de cuantas, si quiera le importaba.

El oso volteo hacia atrás tranquilamente. Sorprendido, vio que no era ningún maestro, solo un chico más de ahí.

-- Oh, tu debes ser Spreen. -- Exclamó un joven de suéter de color amarillo.

El de mayor estatura se sorprendió aún más al escuchar su nombre. Que el sepa, no conocía a ese chico.

-- ¿Perdón? -- Pregunto el hibrido.

El contrario empezó a reír. -- Lo siento, se me olvido presentarme. Soy Robleis. --

El de cabello marrón extendió su mano al pelinegro con intención de estrujar su mano. Robleis era un chico de estatura bastante baja para su edad, alguien de cabello y ojos color marron, en ese momento portaba una sudadera de color amarillo con un pequeño dibujo al centro de esta.

Spreen lo miró extrañado. -- ¿Te conozco? -- Dijo, dando un paso hacia atrás.

-- No, pero espero que nos podamos conocer. -- Expreso con una cálida sonrisa en su rostro.

El oso agarró la mano del contrario con desconfianza. -- Y, ¿De dónde me conocés? --

-- Ah, eso. Mi hermana me contó de ti, ella se llama Mayichi. --

-- ¿Y qué hacés acá? -- Pregunto curioso el hibrido.

-- Bueno, cuando fui a tu habitación solo esta tu compañero, y curiosamente, el era un amigo de la infancia, entonces le pregunté dónde estabas. --

Spreen al escuchar aquella palabras dejó de tocar la mano de ese chico, por alguna razón en ese momento se sintió amenazado, como si la persona que acaba de conocer estuviera robándole algo.

-- ¿Vos conocés a Juan? --

-- ¡Si! ¿No es genial? -- Menciono entusiasmado el de ojos color avellana.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¡Oh! Again! 《Au Spruan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora