47 { Quédate} ♡

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Dalia Miller.

—¡Lia!— escuché su voz agitada y sería.

Esto no podía estar pasando, no ahora.

No quería voltear, sin embargo mi cuerpo no hizo caso y terminé por mirar a Izan por delante de todos.

Atrás de esas ligeras bayas estaba él, todo de negro… en su rostro había algo que no podía descifrar.

A nuestro alrededor había mucha gente grabando. Pero eso no le importó a Izan Harrison que cruzó las bayas hasta llegar a mí.

Quédate conmigo Lia…

—¿Por qué haría eso?— Solté sin saber.

—Porque nos merecemos estar juntos después de todo. Mereces que te den una Dalia todos los días. Que se acuerden de ti al escuchar todas las canciones de amor que pueden llegar a existir. Mereces el tiempo y la pena. Que te dediquen estrellas. Mereces que pierdan el control con tan solo mirar como estas de bella. Que te vean con los ojos más brillantes que la luna. Porque el que esté contigo tiene que gritarle a los cuatro vientos que eres el amor de su vida en esta y en todas las demás—Tomó mis manos, acariciando las— Mereces que lo den y dejen todo por ti, que destrocen las mentes de los demás con tal de que tú estés bien. Mereces que te den el mundo a tus pies sin que tú lo pidas, hasta el punto de estar dispuesto a morir para que tú vivas... y yo... yo no solo estoy dispuesto a eso, si no a más porque "te amo".

Sin darme cuenta él acarició mi mejilla, borrando las lágrimas que estaban cayendo sobre ella. 

Jamás imaginé que me pasaría algo así.

Sobre su hombro pude ver a Callum Rossi, mirándonos fijo, acompañado de Morris. Ambos se negaban a quitar sus mirada de nosotros.

Mi vista volvió a Izan, quien en sus labios se formaba una línea perfecta, su respiración ya se había calmado y sus ojos suplicaba perdón.

Regresé mi vista a los ojos de Rossi y algo en ellos me decía que me quedara…

Sin embargo solté las manos del pelinegro y di cuatro pasos atrás. Por supuesto que quería quedarme, pero mi padre me necesitaba… y si no tomaba este vuelo ya no lo volvería a ver jamás. 

Le di la espalda y sin decir nada me alejé de él, aunque quisiera decir un millón de cosas no podía hacerlo, no por ahora.









♤~♤~♤~♤

Izan Harrison. 

Los sonidos de unos tacones hicieron que dejará de ver como Lia desaparecía de mi vista. 

Era Olaya.

—¡Hola! ¿Qué te dijo?— su sonrisa desapareció cuando me miró.

Pasé a un lado de ella e ignoré a todos los que estaban ahí. Está vez no esperé a nadie, caminé rápido y me subí a mí coche.

¿A dónde iba? no lo sé. Tampoco sabía lo que sentía, tenía un montón de emociones disparadas.

Sin darme cuenta había estacionado el carro en casa, al subir a mi habitación fui directo a la mesita de noche y vi las dos fotografías de Dalia. 

La que me había dado su amiga y la otra fue cuando bailamos en su balcón…

Con la última en mí pecho me dejé caer en la cama.

¿Porqué se iba?

Pasaron algunos minutos y el dolor en mí pecho no quería irse. 

Di un suspiro y cerré mis ojos, dejando que lágrimas salieran de ellos.

ℱ𝓊ℯ𝓇𝒶 𝒟ℯ ℒ𝓊ℊ𝒶𝓇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora