Sin Palabras|| Adrien Agreste/ Chat Noir y tú

→«8» Princesa Fragancia

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Rayos.... llegaré tarde.

Sí, otra vez estaba llegando tarde a clases. Tuvimos que combatir un nuevo villano, uno que quería desaparecer la torre Eiffel.

Salí del metro, corriendo hacia el instituto. ¿Por qué tenía que tener un Kwami con un paladar tan raro? Primero quería galletas de avena, luego de chocolate y ahora de coco. Tuve que ir a comprar esas galletas ya que no quería las de avena.

—¡Oye! ¡Cuidado!— Me gritó un señor que estaba apunto de atropellar me.

Seguí corriendo a toda velocidad. Aunque ya sentía que me iba a morir.

Justo llegué y noté que todos los estudiantes se estaban llendo...

<Mejor me hubiera quedado en casa> Pensé.

—¡Hey! ¡Rishua!— Me saludo Alix— Haz vuelto a llegar tarde, ¿qué sucedió esta vez?. ¿Acaso te comió un hipopótamo?.

De las peores excusas que utilizé.

Sonreí algo nervioso. Saque mi móvil y escribí, para luego enseñárselo.

«Mi alarma no sonó»

Vamos, era mejor que la excusa de que me encontré un hipopótamo.

—¿No sonó?...— Ella repitió— ¿O solo no quisiste despertar del hermoso sueño con tu rubio?— Me preguntó con una sonrisa burlesca.

Vale, ya no le vuelvo a contar nada.

—¡Ri-ri!.

—¡Rishua!.

Oh no.
Yo conocía esas voces.

—Bueno, te dejó— Dijo Alix. Empezando a caminar hacía su casa.

<Que buena amiga> Pensé.

—¿Por qué no has venido?— Me preguntó la peliazul— ¿Necesitas que te pase los apuntes?.

—Eh...tal vez quieres que te los pase yo... ¿No te sonó la alarma?— Me preguntó el rubio.

Note como ambos se miraron con el ceño fruncido. Para luego mirarme a mí como si nada.

<¿Qué digo?...Quiero decir... ¿Qué escribo?>

Escuché un ruido de alguien estornudando.

—Oh... Lo siento, fui yo, estoy algo enferma— Se disculpó Mari— Tengo que irme... Te pasaré los apuntes.

Ella empezó a correr. Pero como siempre, se terminó tropezando. Adrien fue a ayudarla.

<¿Eso es?...¿¡Un Kwami?!>

Corrí para atrapar a la pequeña criatura. Por suerte nadie me había visto.

<Con que ella es el kwami de Mari>

El kwami volvió a estornudar. No estaba bien.

—Oh...¿Tú eres Olwing Hílty?— Me preguntó. Yo asentí.