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Recojo mi ropa en silencio mientras me acabo de vestir ante la atenta mirada de Tyrin. Esta vez no nos hemos quedado dormidas, aunque probablemente ambas lo hubiéramos deseado.

Por un rato, había conseguido olvidar donde estaba y lo que iba a pasarme, había conseguido vivir únicamente el presente. Pero entonces se acabaron los dulces segundos después de que hubiéramos acabado, la ola de realidad nos pasó por encima y me obligué a levantarme de encima de su pecho.

Me gustaría quedarme, no quiero pasar el resto de la noche sola y Tyrin es buena compañía, pero no puedo hacerlo. Ambas habíamos prometido que aquello era solo sexo, así que en eso tenía que quedarse. Por eso, me había levantado nada más acabar y por eso, Tyrin no me había pedido que me quedara.

— Rhea y yo estaremos juntas en la arena. — Dice Tyrin mientras me acabo de atar los zapatos. — No nos queda otra después de que me sentara con ella en el comedor y que me diera un beso hoy en la entrevista. — Añade justificándose.

— Lo sé. — Contesto. — Seguro que os irá genial.

— Podrías venir con nosotras. — Propone incorporándose. — Entiendo que no al principio, pero cuando Onyx esté muerto... Podrías venir.

Suena bien, si realmente ambas continuaran con vida después de la muerte de Onyx, serían sin duda la apuesta ganadora, tal vez donde estaría más protegida y dónde podría conseguir mis armas más fácilmente. Además de regalos de los patrocinadores.

Sin embargo, no puedo aceptar, por bien que suene. La advertencia de Shevon era clara, el peligro va más allá de Onyx, si en el Capitolio las ven como dos rebeldes tengo que mantenerme lo más lejos de ambas como me sea posible.

— No puedo.

— ¿Por lo que ha dicho tu mentora? — Pregunta Tyrin curiosa.

Sí, en parte, aunque no todo es por eso.

— Porque te equivocas, Tyrin. — Contesto suspirando. — Porque no podré clavarte un hacha en el pecho. — Eso parece sorprenderla. — Así que es mejor que cada una siga su camino... Y que gane la mejor.

— Que gane la mejor. — Me repite la chica conforme con mi respuesta.

Me encantaría que las cosas no fueran así, pero solo una de las dos puede salir viva de la arena, así que esto es lo mejor. Puede que le dijera lo contrario a Shevon, pero si Tyrin y yo fuéramos las últimas en la arena... Dudo que pudiera matarla.

— Johanna. — Me llama la chica justo antes de que pueda abrir la puerta de la habitación. Se incorpora en la cama dejando que la sabana le resbale hasta la cintura. — Solo para dejarlo claro, no tienes que preocuparte por mí en la arena. No pienso matarte.

El corazón me da un vuelco en el pecho al escucharlo y no puedo sentirme peor con aquello. No tendría que haberlo dicho, no quiero que lo sienta, no puedo permitirme creerla.

— ¿Y qué pasa si somos las dos últimas tributos? Solo tendrías que matar a una persona más para volver a casa ¿Me vas a decir que no lo harás? — Acabo diciendo mis pensamientos en voz alta y sin saber cuál es la respuesta que quiero escuchar.

— No. — Contestó sin que le temblara la voz. — No tengo problemas en matar a Onyx, Porter, Vera o tu compañero de distrito para volver a casa. Pero si Rhea o tú tenéis que morir a mis manos para volver... No lo haré. Porque si lo hiciera, mi mente no saldría nunca de este maldito sitio. — Tyrin se removió sobre el colchón tirando algo de la sábana, probablemente sintiéndose algo más vulnerable después de hablar. — Si quedamos las dos, tendrá que ser el capitolio quien elija a la vencedora, y después de mi entrevista ambas sabemos quién será la elegida.

Los Juegos de Johanna - The 71stTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang