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El hielo que cubría el corazón de Zee se resquebrajó un poco al ver cómo aquél chico desolado, totalmente destrozado, se deshacía en lágrimas delante de él. Sus sollozos de desesperación lo removieron por dentro.

Si pudiera dar con el cabrón de su compañero de piso, le haría pagar por todo lo que estaba sufriendo NuNew.

Incapaz de reprimirse, Zee se acercó a él , lo abrazó y lo puso de pie con sumo cuidado. él le rodeó el cuello con los brazos y apoyó el rostro sobre su pecho. Estaban cuerpo contra cuerpo y Zee sintió el estremecimiento de aquella frágil figura, que trataba de apoyar parte del peso de su desesperación en su hombro.

—Tranquilo. Todo saldrá bien. Yo cuidaré de ti.—

Zee acarició el pelo negro y sedoso de NuNew, consciente de que lo había dicho totalmente en serio. No lo decía para tranquilizarlo ni para aliviar su dolor, lo decía porque quería cuidar de este hombre que había soportado con un coraje digno de admiración los múltiples apuros y vicisitudes que la vida le había deparado. Sin duda era una persona muy especial y faltó poco para que sus lágrimas le emocionaran.

Tomó aire y abrazó con más fuerza su esbelta cintura. Recorrió su espalda con una mano y trazó relajantes círculos para calmarlo. NuNew se sentía muy a gusto en sus brazos. Al inhalar la seductora fragancia de él se empalmó. Olía a una mezcla de primavera y de NuNew: una fragancia natural y cautivadora que le hizo la boca agua.

Deseó que su polla se estuviera quietecita mientras apretaba contra su pecho el dócil y suave cuerpo de NuNew. Sabía que no era un buen momento para ponerse cachondo, pero le parecía inconcebible estar a un kilómetro de él sin ponerse como una moto.

Zee quería que todos los problemas de NuNew desaparecieran, que se esfumaran sin dejar rastro, como si jamás hubieran existido.

—Lo solucionaremos, NuNew. Yo te ayudaré.—

Se apartó de él secándose las lágrimas con ambas manos.

—Te he mojado entero —susurró entre sollozos secándole con la mano la parte delantera de la camisa.

A Zee le entraron ganas de ponerse a llorar cuando NuNew se apartó de él, pero se limitó a decir:

—Da igual.

Tras recuperar la compostura NuNew afirmó con determinación:

—De nada sirve seguir lloriqueando como un bebé. Tengo que ir a buscar un albergue. Ahora mismo estoy en la ruina.

—Déjate de albergues. Quédate aquí. Tengo espacio de sobra —repuso Zee tratando de guardar las formas aunque, si NuNew se empeñaba en irse, estaba dispuesto a sujetarlo para impedírselo. No dejaría que pisara un albergue. Puede que ahora estuviera arruinado, pero era una situación temporal—. Sé sensato. Necesitas ayuda y yo estoy dispuesto a ayudarte. Puedes quedarte aquí hasta que acabes el semestre.

—¿Por qué? ¿Por qué querrías que me quedase aquí? No me conoces de nada.—

Le hubiera gustado responderle que sí que lo conocía, que sabía quién era desde el primer momento que lo vio. Había despertado algo en él, un sentimiento franco y primitivo.

—Necesitas ayuda. A todos nos pasa alguna vez. Yo tuve la suerte de tener a mi hermano.

—Zee, no puedo aprovecharme así de ti.—

« Que sí, que sí. Y siempre que quieras» .

Zee volvió a sentarse para ocultar una erección que iba en aumento y tuvo la suerte de que él también se sentara para coger la taza de café.

ZEENUNEW - EL TESORO DEL MILLONARIOWhere stories live. Discover now