La ladrona de lágrimas

No necesito titulos para describirla.

Y cuando escuché la misma escusa, día tras día saliendo de su boca... Me di cuenta lo rota que estaba y lo bien que actuaba. Tenía una preciosa sonrisa, enserio joder, toda ella era perfecta y ni si quiera lo podía ver, sus ojeras hacían que me fijase aún más en esos hermosos ojos.

Os contaré algo, nunca os fiéis de las apariencias, es verdad que engañan. Sus ojos por el día, se vuelven de un color miel delicioso, el sol los hace brillar y transmiten una total confianza... Pero cuando el sol desaparece, sus ojos se vuelven más oscuros, oscurecen como el cielo, oscurecen tanto que llegan parecen negros, sin ningún brillo. Es un marrón profundo, de esos que te crean intriga, tanta intriga que puedo pasar horas perdido en ellos.

Me pongo a pensar, pues me recuerdan al color del puro café, y ese color café es más intenso que el que vierto en mi taza cada mañana. Sus ojos me producen un profundo insomnio, parecen estar llenos de cafeína y yo el adicto que no deja de mirarlos sin poder descansar.

Pero me da igual, porque son un gran misterio para mí, ella es un gran misterio en sí, el mayor misterio que hubiese podido imaginar.